Olimpiada Rio 2016

Los turistas extranjeros llegan a Río con una mezcla de miedo y optimismo

"Sé dos cosas sobre Río: peligro y zika", bromeó el camarógrafo coreano Juha Kim, de 32 años, minutos después de desembarcar en Río de Janeiro, el miércoles 20. "Mi familia me pidió que saliera lo menos posible, pero creo que todo va a estar bien", añadió.

El humor del coreano, una mezcla de cautela y optimismo, resumía las impresiones de los extranjeros que comenzaron a llegar al aeropuerto internacional de Río para ver los Juegos Olímpicos.

Cuando falta una semana para el comienzo del evento deportivo, la ciudad empieza de a poco a cambiar su rostro con la llegada de la llamada "familia olímpica" -personas vinculadas con los Juegos- y turistas.

Todos los extranjeros consultados por Folha dijeron que estaban preocupados por la cuestión de la seguridad antes de viajar, tanto con la criminalidad como con los atentados terroristas, pero la tensión fue cediendo a medida que se fueron instalando en la ciudad.

"Con mi mujer estábamos preocupados, con miedo por los robos, pero ahora que llegué me estoy sintiendo más seguro. Hay muchos policías en la calle", dijo el holandés Boudenijn Esselink, de 41 años, mientras paseaba por la playa de Copacabana, el lunes pasado (25).

El clima en general es de familias, diferente del que se vio durante el Mundial 2014, cuando grupos de jóvenes, principalmente de países vecinos, invadieron las playas.

En el aeropuerto internacional de Galeão, este último miércoles (27), los extranjeros elogiaron a los empleados y criticaron la infraestructura. Había militares y voluntarios dispuestos a orientar a los recién llegados -hay cerca de 1200 por toda la ciudad-. No obstante, muchos extranjeros parecían estar perdidos.

No ayudaba el hecho de que el centro de informaciones del área de desembarque internacional estaba escondido por una reforma.

"Los empleados del aeropuerto son todos muy simpáticos, se nota que están haciendo un gran esfuerzo para recibirnos bien. Pero eso no alcanza si la infraestructura no está al mismo nivel," dijo la francesa Isabella, de 56 años.

Traducido por NATALIA FABENI

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