Preparada para el inicio de los Juegos Paralímpicos a partir del 7 de septiembre, la ciudad de Río de Janeiro aún está lejos de ser una ciudad accesible para personas con deficiencias.

Áreas turísticas y transportes como BRT (autobús expreso), VLT (tren liviano) y metro son más accesibles, pero trasladarse de un punto a otro usando un ómnibus convencional aún es un gran desafío.

	Ricardo Borges/Folhapress
	Folha acompañó a Ubirajara Carvalho durante su trayecto en silla de ruedas por la ciudad.

Folha acompañó a Vítor Marques, un ciego de 70 años, y a Ubirajara Carvalho, de 46 y que anda en silla de ruedas, en trayectos por Río.

Marques enfrenta dificultades desde que sale del barrio de Lapa, donde vive, para ir a Cinelândia, en el centro de la ciudad, donde puede tomar el VLT (Vehículo Leve sobre Rieles).

Tiene que esquivar pozos en calzadas mal conservadas y sufre la ausencia de semáforos sonoros en el trayecto. En la ciudad hay sólo siete.

Elogió, no obstante, el acceso al nuevo tren eléctrico que va hasta el Boulevard Olímpico, que tiene una plataforma al mismo nivel del tren.

Los problemas de Carvalho, que se desplaza en silla de ruedas, también comienzan en la puerta de su casa.

Fotógrafo y habitante del barrio Complexo da Maré, Carvalho debería tomar un autobús hacia Copacabana en la avenida Brasil, que circunda el conjunto de favelas.

Pero los vehículos convencionales, equipados con elevadores para sillas de ruedas, no son una solución. Aún con la obligación de llevar dispositivos para cargar las sillas, en muchas unidades están rotos o los conductores no saben cómo usarlos, dice.

La Fetranspor (Federación de Empresas de Transportes de Pasajeros) dice que el 91% de la flota está equipada con los elevadores y que, en caso de fallas, los vehículos son retirados de circulación para su reparación. Especialistas consideran que la mejor solución es bajar el nivel del chasis.

El paseo por Copacabana fue aprobado. Las rampas y la calzada lisa ayudaron.

Traducido por CARLOS TURDERA
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