El tamaño de cracolandia disminuye, pero los conflictos diarios continúan en el centro de São Paulo

02/01/2018 - 14h38

"Nos damos cuenta por las palomas", dice una mujer frente a la estación de tren Júlio Prestes, en el centro de São Paulo. "Si las palomas están tranquilas, nada va a suceder, pero cuando comienzan a volar sin parar, es que va a empezar la confusión".

Es así como una enfermera que atiende adictos en la región del centro de São Paulo conocida como "cracolandia" dice saber cuándo va a desatarse el próximo conflicto en la zona, donde el flujo de adictos es menor que hace un año atrás, pero la tensión es diaria.

La zona de venta y consumo libre de drogas en el centro de la ciudad volvió a estar en la mira de la policía el pasado 21 de mayo, cuando el gobernador de São Paulo, Geraldo Alckmin (PSDB), desplegó una gran operación destinada a combatir el tráfico de drogas en la región.

En esa época, el alcalde de la ciudad, João Doria (PSDB), llegó a decir que cracolandia no existía más.

En la operación del año pasado se logró detener a traficantes y liberar calles tomadas por una facción criminal. Los adictos se esparcieron por la ciudad, el tamaño de cracolandia disminuyó, pero una parte sigue estando en la alameda Cleveland.

Desde noviembre, habitantes y trabajadores de la región dicen que hay un clima diario de tensión. La policía lanza bombas y los adictos, piedras y ladrillos.

Tanto los consumidores como los agentes de salud dicen que existe una especie de "operación sofoco", para cansar a los adictos y obligarlos a dejar esta zona, algo que la alcaldía niega.

Según el gobierno, la medición a partir de fotos aéreas tomadas en julio pasado indicaba que había unos 414 consumidores de drogas en la región, contra 1861 entre abril y mayo (antes de la operación policial), y 709 el año anterior.

De acuerdo con vecinos de la zona, la concentración en un solo punto disminuyó, pero que los adictos se esparcieron por el centro y hacia otros barrios.

"Puede ser durante la mañana, la tarde o la noche. Es difícil saberlo. Todos los días es una novela diferente", dice una enfermera a Folha, bajo condición de anonimato.

Los enfrentamientos suelen tener lugar durante la limpieza de las calles, con chorros de agua, instrumento usado por la alcaldía para impedir que los traficantes instalen barracas y otras estructuras fijas en el lugar. La limpieza ocurre, en general, durante la mañana y la tarde.

Los dos lados se acusan y afirman que sólo reaccionan a las agresiones iniciadas antes.

Según la alcaldía, "la guardia sólo actúa, usando armamento no letal, para proteger a sus agentes y a otros trabajadores, cuando son atacados por los consumidores de drogas".

Por su parte la Policía Militar afirma que "en diversas ocasiones existieron agresiones con piedras, ladrillos y diversos tipos de material que los adictos y los traficantes lanzaron contra los agentes, que, para defenderse o para proteger a las personas de a pie, tuvieron que intervenir de acuerdo con los protocolos nacionales e internacionales de control de disturbios civiles".

Según la opinión del defensor público Carlos Weis, la actuación de las fuerzas de seguridad en la región ha sido desproporcionada. "Consideramos abusivo el uso de este tipo de instrumento de bombas o balas de goma, extremadamente desproporcionado, teniendo en cuenta la fragilidad de las personas que están allí".

Hasta el 31 de diciembre, de acuerdo con el gobierno, 971 personas fueron detenidas por estar involucradas con el tráfico de drogas, fueron secuestrados 588 kilos de droga, además de armas de fuego, cuchillos, balanzas y R$ 331.000 (US$ 100.000) en efectivo.

Traducido por NATALIA FABENI

Lea el artículo original

	Danilo Verpa - 10.mai.2017/Folhapress
	Disturbios en la región de cracolandia, en el centro de São Paulo