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La política económica Rousseff está destruyendo al etanol, dice la presidenta de la Unión de la Industria de la Caña de Azúcar

14/04/2014 - 12h32

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DE SÃO PAULO

La industria del etanol vive la mayor crisis de su historia y la responsable es la política económica del gobierno de Dilma Rousseff. Esta es la advertencia de Elizabeth Farina, presidenta de la Unión de la Industria de la Caña de Azúcar (UNICA).

A lo largo de las últimas cinco cosechas, cerraron 44 plantas (de 384). De las plantas activas, 33 están en quiebra y 12 no van a moler caña este año. "Las políticas de control de precios de la gasolina y la reducción de la CIDE [Contribución de Intervención en el Dominio Económico] fueron mortales para el sector", afirmó Farina.

Folha averiguó que algunos empresarios del sector, que fue un gran donador de recursos en las elecciones pasadas, amenazan con no contribuir en la campaña para la reelección de Dilma Rousseff, ya que están muy disconformes con las medidas adoptadas.

"Lula decía que los dueños de las plantas eran héroes, que Brasil sería la OPEP del etanol. Era una señal del papel central que el etanol tenía en la economía del país", dijo Farina.

Pero la presidenta Rousseff "parece estar enojada" con el sector, que factura 48.000 millones de dólares al año.

*

Folha- ¿Cuál es la situación de la industria de la caña de azúcar en la actualidad?

Elizabeth Farina- El sector está pasando por la mayor crisis de su historia. Sólo en las últimas cinco cosechas, 44 plantas cerraron sus puertas, de las cuales 25 se encontraban en el estado de São Paulo. Todavía hay 33 plantas en bancarrota. El endeudamiento es altísimo.
En el 20% de las plantas, el 30% de los ingresos están comprometidos con el servicio de la deuda (intereses y amortizaciones). Perdimos asociados, que dejaron de pagar a la asociación porque se encuentran en dificultades. 80.000 personas fueron despedidas.

¿Cómo fue que el sector llegó a una crisis de esa magnitud?

De 2003 a 2009, pasamos por un círculo virtuoso de inversión. El precio del petróleo estaba subiendo y eso se reflejaba en los precios internos. Había un CIDE de 0,28 centavos de real por litro de gasolina, lo que daba competitividad al etanol, y una señal gubernamental positiva por la presión que fue hecha sobre la industria automotriz para generar el auto flex, con reducción del IPI. Todo eso estimuló la inversión y trajo para la industria un centenar de nuevas plantas durante ese período. Luego vino la crisis de 2008, que alcanzó al sector en un momento de endeudamiento. Eso tuvo un impacto muy negativo.

La reacción del gobierno fue tratar de paliar la crisis en Brasil incentivando la demanda. Redujeron el IPI sobre los vehículos y expandieron el crédito para la compra de automóviles. El sector, presionado desde el punto de vista financiero, dejó de invertir en la renovación de las plantaciones de caña de azúcar. Con plantaciones viejas, la productividad cae. Además, tuvimos tres cosechas consecutivas con problemas climáticos. Fue la tormenta perfecta: menor capacidad de inversión por las limitaciones financieras y mal tiempo.

Eso hizo que la producción del etanol cayera, el precio subiera, y nosotros perdimos competitividad. En 2010, comenzó la presión inflacionaria, que hizo que el gobierno adopte una política para controlar el precio de la gasolina en la refinería y reducir la CIDE sobre la gasolina. Esas políticas significaron la muerte para el sector.

El etanol compite con la gasolina en la bomba. Al controlar el precio de la gasolina, también se impone un control de precios para el etanol.

En caso de que no hubiera cambios en la política económica para el sector este año, ¿qué va a pasar?

Hoy en día el precio de la gasolina está desfasado en un 20%. La perspectiva es que un número mayor de plantas cierre o entre en bancarrota.

¿Cuáles son las exigencias del sector?

Queremos programas específicos para aumentar la eficiencia de los motores en el uso del etanol. Y también un incentivo para un auto híbrido flex (etanol y electricidad).

El Ministro de Agricultura, Neri Geller anunció que negocia un aumento de la mezcla de etanol anhidro en la gasolina de un 25% a un 27,5%. ¿Eso resolvería el problema?

Es una medida de emergencia, pero aliviaría al sector.

¿Ustedes echan de menos el hecho de tener un diálogo más fluido con la presidenta Dilma?

Pocas veces tuve la oportunidad de charlar con la presidenta. El gobierno como un todo tiene un interlocutor con el sector, toda semana viajo a Brasilia. Pero entre tener diálogo y la concretización de acciones hay una gran distancia.

Traducido por NATALIA FABENI

Lea el artículo original

Moacyr Lopes Junior/Folhapress
Elizabeth Farina, presidente de la Unica, durante una entrevista exclusiva con Folha
Elizabeth Farina, presidente de la Unica, durante una entrevista exclusiva con Folha

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