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Rousseff deberá reforzar su equipo para lidiar con la crisis por el escándalo de Petrobras
27/10/2014 - 15h07
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ANDRÉIA SADI
VALDO CRUZ
NATUZA NERY
DE BRASILIA
La presidenta reelecta Dilma Rousseff tendrá que preparar un núcleo político fuerte para actuar en la línea del frente de batalla en la relación entre el Palacio del Planalto con el Poder Legislativo.
En su primer mandato, Dilma vació las funciones políticas del Planalto y rompió puentes con el Congreso. Esa posición resultó en varias crisis del gobierno con los parlamentarios, especialmente en votaciones en plenario.
Para retomar el diálogo, la apuesta de los petistas es que Dilma debería tener una tropa de choque formada por Aloizio Mercadante, Jaques Wagner y Miguel Rossetto como ministros. Los tres formaron parte de la coordinación de la campaña.
La evaluación de asesores de la presidenta es que el gobierno enfrentará, seguramente, una crisis política por los escándalos de corrupción, es especial el de Petrobras.
Tanto el ex director de la empresa estatal, Paulo Roberto Costa, como el cambista Alberto Youssef, blancos de la investigación, apuntaron a la Justicia que ministros, autoridades y parlamentarios estaban envueltos en irregularidades de la empresa. Los nombres de Dilma y Lula surgieron en la declaración de Youssef.
Las apuestas indican que Mercadante podría continuar en la cartera que ocupa actualmente, la Casa Civil.
Por su parte, el gobernador de Bahía, Jaques Wagner, y el ministro Miguel Rossetto (Desarrollo Agrario) están siendo evaluados para ocupar los cargos en la llamada "cocina del Planalto".
Otros auxiliares, como Giles Azevedo (ex jefe de gabinete), el tesorero de la campaña petista, Edinho Silva, y Juca Ferreira (ex ministro de Cultura) deberán ser invitados para integrar la Explanada de los Ministerios.
La definición más esperada es la del ministro que reemplazará a Guido Mantega, en Hacienda, una opción que puede indicar cambios en la economía.
Amigos le aconsejaron a la presidenta a indicar, ya este lunes (27), que adoptará medidas para reconquistar la confianza de los empresarios. Debe reconocer que las cuentas públicas están en un momento malo y que será necesario hacer un ajuste.
La petista le confió a interlocutores que "no hará nada radical" en la economía pero que está decidida a retomar la guerra contra los intereses altos.
La presidenta ya había alzado esa bandera durante su primer mandato, pero terminó perdiendo esa batalla.
Hay quienes dicen que Dilma hará de la reducción de los intereses una meta, pero sabe, que tendrá que ser una guerra a mediano plazo.
Traducido por NATALIA FABENI