El ex presidente Lula quiere participar más de la gestión de Dilma y dice que volverá en 2018

29/10/2014 - 14h11

El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva intentará interferir más en el gobierno de Dilma Rousseff y, en conversaciones recientes con aliados, dijo por primera vez que será candidato a la presidencia de Brasil en 2018.

Diversos interlocutores consultados por Folha confirmaron haber escuchado el mensaje del petista. Algunos afirman que la declaración fue hecha el mismo domingo (26), día de la reelección de la presidenta Dilma Rousseff.

Internamente, el PT ya trata la candidatura de Lula como algo oficial. El ex presidente tendrá 73 años en 2018 y los aliados evalúan que una serie de variables pueda hacer que cambie de parecer más adelante.

El propio Lula ya dijo a sus aliados que no sabe cómo estará de salud en cuatro años. Después de dejar la presidencia, en 2011, se curó de un cáncer de garganta.

Por medio de su asesoría, Lula declaró en una nota: "El último domingo (26), día de la elección, cuando me preguntaron sobre 2018 declaré que, tan cerca de cumplir los 69 años, mi única expectativa de acá a cuatro años es estar vivo".

Con un ojo en el futuro, sus aliados afirman que el ex presidente precisará actuar de forma más efectiva para evitar que la petista vuelva a cometer los mismos errores que en el primer mandato.

Entre ellos, el distanciamiento de los movimientos sociales, el diálogo parco con empresarios y el exceso de centralización en las acciones.

En los primeros cuatro años, Lula le dio consejos a la presidenta, pero no fue muy escuchado. Ahora va a ser preciso invertir esa lógica para poder pavimentar su candidatura. En el cálculo interno, si Dilma hiciera una administración poco popular a partir de enero, las intenciones de Lula de volver podrían verse frustradas.

Lula había hecho dos sugerencias que fueron ignoradas: la primera fue sustituir al ministro de Hacienda, Guido Mantega, para dar un golpe de confianza al mercado económico y la segunda, remover al secretario del Tesoro, Arno Augustin, por sintetizar, en su opinión, la imagen negativa del equipo económico en el área fiscal.

En el mandato de Dilma que comenzará a partir del 1 de enero, Lula quiere ser más escuchado, especialmente en lo que se refiere a situaciones de crisis y dificultades en el Congreso.

Durante la campaña, la presidenta afirmó que le daría todo el apoyo a su padrino político en caso de que él quisiera volver. En el inicio de la campaña por la segunda vuelta de las elecciones, interlocutores de ambos lados notaron un distanciamiento entre ellos. Lula sólo se involucró en la recta final de la elección.

Todo indica, afirman aliados, que ahora la dinámica de la relación va a cambiar. Dilma, dicen asesores, sabe que su antecesor hará públicas sus quejas, en caso de no ser escuchado.

La disposición de Lula de disputar la presidencia en 2018 cuenta con un apoyo nada irrelevante: el de su mujer, Marisa Letícia.

El movimiento que pedía el retorno del ex presidente para la disputa de 2014 fue fuerte en el primer semestre de 2013, pero no prosperó. Sus principales defensores eran empresarios descontentos con el estilo de Dilma y petistas que perdieron el espacio en la actual gestión.

El PT hará también más presiones. Quiere ser más escuchado en la definición de los nuevos nombres del gobierno, principalmente en lo que respecta al nuevo ministro de Hacienda, y participar de la definición de propuestas como la reforma política.

En una entrevista, este martes (28), Dilma dijo que "si Lula quiere [ser candidato], lo apoyaré".

Traducido por NATALIA FABENI

Lea el artículo original

	Ricardo Stuckert / Instituto Lula
	El ex presidente Lula da Silva cumplió 69 años