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La legitimidad del juicio político contra Rousseff divide a los gobiernos extranjeros
01/09/2016 - 17h10
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DE SÃO PAULO
El proceso de impeachment que destituyó este miércoles (31) a Dilma Rousseff provocó una esperada división entre los gobiernos del continente.
Mientras que Estados Unidos afirmó que la destitución de Rousseff siguió el orden constitucional, los llamados gobiernos bolivarianos -Venezuela, Ecuador y Bolivia- reaccionaron convocando a sus embajadores en el país.
La respuesta de Brasil a Caracas llegó enseguida: en una nota, el Palacio de Itamaraty dijo que la actitud de Venezuela "niega frontalmente los principios y objetivos de la integración latinoamericana". El embajador en Caracas, Ruy Pereira, fue llamado a consultas.
Folha averiguó que la Cancillería brasileña tomaría las mismas medidas respecto de Quito y La Paz.
Washington elogió la solidez de las instituciones brasileñas y reiteró el respeto a las reglas democráticas. "Como las dos democracias más grandes del hemisferio, Brasil y Estados Unidos son socios comprometidos. Estados Unidos coopera con Brasil para enfrentar temas de interés común y los desafíos urgentes del siglo".
Con un tono similar, el gobierno de Argentina afirmó en una nota que respeta el proceso de impeachment y continuará trabajando por la integración con el "país hermano", respetando derechos humanos, instituciones democráticas y el derecho internacional, además de buscar fortalecer el Mercosur.
Desde el comienzo del proceso, el presidente Mauricio Macri se mostró simpático con el gobierno de Temer. En mayo, Argentina fue el primer país en recibir a José Serra como ministro de Relaciones Exteriores. Temer deberá visitar Buenos Aires a comienzos de octubre.
El gobierno de Chile, por su parte, declaró ser "respetuoso" de la decisión del Senado brasileño.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, afirmó después de la aprobación del juicio político que convocaría a su embajador en Brasil y llamó al proceso de "apología a la traición".
Más tarde, el gobierno de Maduro también dijo que convocaría a su embajador, y fue más allá, al congelar las relaciones entre Caracas y Brasilia, evocando a lo que llamó de un "golpe parlamentario".
Traducido por NATALIA FABENI