En Río, el "hospital de la guerra" enfrenta un aumento de heridos de bala

17/07/2017 - 15h03

Un profesor universitario e ingeniero, de 59 años, se dirigía a su trabajo el miércoles (12) cuando fue atacado por delincuentes en una de las arterias con más movimiento de Río.

Aceleró, lo persiguieron durante siete kilómetros y fue alcanzado por un tiro en el tórax, cuando intentaba escapar de la persecución. herido, manejó por más de diez kilómetros hasta encontrar un puesto médico, en la vía Dutra.

El mismo día, un hombre de 32 años recibió seis tiros (dos en el abdomen, uno en el tórax, uno en la mano derecha, uno en la pierna derecha y otro en la espalda), en un enfrentamiento en uno de los barrios más violentos de la Bajada Fluminense.

Con destinos diferentes (uno sobrevivió prácticamente sin secuelas físicas mientras que el otro murió tras una cirugía de dos horas), los dos forman parte del triste retrato de la escalada de violencia en Río.

Ambos fueron atendidos en la repleta "sala roja" (para pacientes en estado grave) del Hospital da Posse, en Nova Iguaçu, una de las pocas salas de emergencia de la zona de la Bajada Fluminense, que enfrenta una disparada en el número de víctimas.

Sólo en el primer semestre de 2017, el hospital registró un aumento del 60,8% de heridos de bala en relación con el mismo período del año anterior. De enero hasta el pasado domingo (16), 393 personas heridas de bala fueron internadas en el hospital.

Folha siguió de cerca por dos días la rutina de los médicos y pacientes del llamado "hospital de la guerra", ubicado en la región más violenta de Río y principal punto de atención de heridos de bala, en medio del recrudecimiento de la violencia en la ciudad.

Según datos del Instituto de Seguridad Pública (ISP), ligado al gobierno del estado, la Bajada Fluminense registró un aumento del 30,6% en el índice de muerte violenta (de 810 a 1058 casos) en los cinco primeros meses de 2017, en comparación con el mismo período del año pasado.

El índice junta registros de homicidios dolosos, robos seguidos de muerte, lesiones corporales seguidas de muerte y homicidios por resistencia a la intervención policial.

Con un promedio de dos heridos de bala por día, los médicos del Hospital da Posse constatan también un crecimiento de las víctimas de bala de grueso calibre, como fusil, en los últimos meses.

"No tengo dudas en afirmar que este es un hospital de guerra por la cantidad de heridos de bala y por el tipo de gravedad", afirmó el director del Hospital da Posse, Joé Sestello.

Las corridas en este hospital, que tiene 400 camas que están ocupadas, son constantes.

A principio de mes, hubo dos casos que conmovieron incluso a los profesionales con más experiencia. Los médicos lograron salvarle la vida a una adolescente de 14 años que había recibido una bala en el tórax, en el patio de la escuela. El estado de Río registró 632 víctimas de balas perdidas este año, hasta el día 2 de julio.

Pero el otro caso no tuvo final feliz: un camionero del estado de Mato Grosso do Sul murió el pasado miércoles (12), tres días después de haber sido baleado en la cabeza frente a su mujer e hija en los alrededores del Complejo do Chapadão, una comunidad que está entre las líderes del ránking de robo de cargas en Rio.

"Es muy triste recibir a la población sometida a esta enorme violencia. Pongo lo mejor de mí, pero la forma de resolver esta problemática está lejos de aquí", dijo el cirujano Marcelo Soares, de 49 años.

Traducido por NATALIA FABENI

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	Giovanni Bello/Folhapress
	Folha siguió de cerca la rutina de los médicos y pacientes del llamado "hospital de la guerra", ubicado en la región más violenta de Río