La Rocinha, favela estratégica del narcotráfico y símbolo del caos de Río de Janiero

22/09/2017 - 16h08

Hacia el final de la mañana del pasado domingo (17), después de intensos tiroteos en la favela Rocinha, en la zona sur de Río de Janeiro, los vecinos comenzaron a publicar en redes sociales los estragos provocados por la guerra entre traficantes: marcas de disparos en paredes y vehículos, cartuchos de balas en el piso y, en la escena más impresionante, un cuerpo carbonizado en medio de una montaña de basura que todavía estaba ardiendo.

Las escenas trajeron a la memoria recuerdos de otras guerras sangrientas dentro de la comunidad y dieron inicio a una operación de la policía que cumple este viernes (22) su quinto y más violento día, con tiroteos y un ómnibus quemado como respuesta al avance de las tropas dentro de la favela.

Para especialistas, la vuelta de los enfrentamientos representa un síntoma del fracaso de las políticas de seguridad en Río, que viene pasando por una grave crisis financiera.

"En un escenario de crisis generalizada y de aumento de la violencia, es natural que la disputa entre traficantes se intensifique", alerta el sociólogo Ignacio Cano, del Laboratorio de Análisis de la Violencia de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ).

Vecina a los barrios acomodados de Gávea y São Conrado, la Rocinha era, de acuerdo con el último censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), la favela más grande de Brasil en 2010, con 69.156 habitantes.

La Rocinha constituye un punto estratégico para el tráfico de drogas de Río por las facilidades logísticas: está cerca de la zona Sur y de Barra, en la zona Oeste, el acceso a los callejones es difícil y la vegetación en lo alto del morro posibilita vías de fuga para los bandidos.

Su localización privilegiada hace que la Rocinha sea un blanco frecuente de disputas entre facciones. Desde mediados de los años 1980 hasta comienzos de los años 2000, era controlada por el Comando Vermelho (CV). Luego pasó por diversos enfrentamientos hasta la ascensión, en 2007, de Antonio Bonfim Lopes, conocido como Nem, que es señalado como quien planeó la invasión de esta semana.

En 2012, el gobierno de Río implantó una Unidad de Policía Pacificadora (UPP), que, aunque no terminó con el narcotráfico, puso fin a un período de conflictos sangrientos en el área.

La guerra por el control de la Rocinha tiene lugar menos de un mes después de la reducción en un 30% de los efectivos de la UPP, un reflejo de la crisis financiera del estado de Río, que se ve impedido de reemplazar a los policías muertos o retirados y tiene dificultades para ofrecerle a sus tropas el equipamiento adecuado.

Cano dice que, pese a que las UPPs no lograron impedir el tráfico de drogas donde fueron implantadas, la presencia policial inhibía los intentos de otras facciones de tomar estos territorios.

Traducido por NATALIA FABENI

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