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El refuerzo de la seguridad de Río de Janeiro tiene efectos limitados
06/08/2018 - 09h44
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JÚLIA BARBON
RIO DE JANEIRO
"No hay quien no lo apruebe", dice la limpiadora Maria Teixeira, de 40 años, mientras espera el autobús al lado de la laguna Rodrigo de Freitas, punto turístico de la zona sur carioca que desde finales de 2015 es patrullado de 6h a 22h por policías con chalecos naranjas.
Las opiniones como la de María son prácticamente unánimes entre los vecinos, comerciantes y visitantes de las cinco áreas de la ciudad de Río contempladas en el programa Seguridad Presente, coordinado por el gobernador Luiz Fernando Pezão (MDB) y financiado en parte por el Sesc-RJ.
El proyecto recluta principalmente a policías que se encuentran en sus días de descanso para reforzar la vigilancia en lugares como Arcos da Lapa, Museo da Manhã (centro), Aterro do Flamengo y Lagoa (zona sur) y Méier (zona oeste).
El 20 de este mes, debe llegar también al barrio de Leblon, según informa la asociación de vecinos.
Ricardo Borges/Folhapress | ||
El programa refuerza desde hace algunos años la vigilancia de 5 áreas de Río que tienen atracciones turísticas |
Sus efectos, sin embargo, están lejos de resolver los problemas de la seguridad pública por los que atraviesa Río y están estrictamente limitados a las calles por donde circulan los agentes, algo que los propios policías relatan.
A pesar de que el Gobierno divulgó números altos de arrestos (12 mil) y de cumplimientos de mandatos judiciales (809) en los cuatro años y medio de programa, datos más generales de las regiones que engloban los puntos que son patrullados no muestran un impacto tan significativo.
Cuando se compara por zonas, el número de robos que se producen en la calle (a peatones y en autobuses), el año anterior al Seguridad Presente y los años siguientes a su entrada en vigor, lo que se observa son algunas variaciones.
En la mayoría de los casos se ha producido una caída durante los primeros 12 meses del programa y un aumento el segundo año. La única región que experimentó una disminución constante de los asaltos fue el Centro -del 6% en el primer año y del 7% en el segundo.
"Mis hipótesis [para la no disminución] son que tal vez falte una integración de diferentes políticas o que haya un desplazamiento de las dinámicas criminales: lo que se reduce en un área aumenta en la vecina", dice Robson Rodrigues, coronel e investigador del Laboratorio de Análisis de la Violencia de Uerj (Universidad Estatal del RJ).
Otra crítica al proyecto, además de su carácter paliativo, es el hecho de que sólo existe en lugares que despiertan mayor interés comercial, porque quien cubre parte de los costes de los R$ 41 millones (US$ 10 millones) anuales es el Sesc-RJ.
Traducido por AZAHARA MARTÍN