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La negativa académica para entender a Paulo Coelho

24/01/2013 - 13h14

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FERNANDO ANTONIO PINHEIRO
ESPECIAL PARA FOLHA

En el año 2010, Folha registró una mesa en la Bienal del Libro de Sao Paulo sobre la repercusión internacional de la literatura brasileña. Los escritores Marçal Aquino y Milton Hatoum y el crítico Gregorio Dantas señalaron a modo de explicación para la falta de interés por la producción nacional, el fin del boom latino, realismo mágico a la cabeza, y la persistencia de una lectura todavía marcada por los lentes del exotismo.

Hatoum detectó una mejoría en los últimos años, con la traducción de clásicos y autores contemporáneos (él mismo fue traducido a 16 lenguas): "Lo que he notado es que el interés por Brasil ha aumentado porque hoy nos destacamos más internacionalmente. Sin embargo, lo fundamental es la calidad de la obra. Tarde o temprano, serán traducidos buenos libros".

Veridiana Scarpelli/Reprodução
Ilustrações da artista Veridiana Scarpelli para a edição da "Ilustríssima" de 20 de janeiro
Ilustraciones del artista Veridiana Scarpelli para la edición de "Ilustríssima" 20 de enero

De acuerdo con lo que se juzga en el artículo, los panelistas necesitaron omitir un detalle para sustentar su diagnóstico. Se trata del hecho de que el escritor más leído en el mundo, cuyas ventas ya alcanzaron casi los 100 millones de ejemplares en 150 países, traducidos a 62 idiomas, es el brasileño Paulo Coelho. Es probable que no se trate de un olvido, sino de la desconsideración pura y simple de la pertenencia de Coelho al dominio culto de la literatura.

Si es así, no están solos: el éxito de público del autor ha sido acompañado por la descalificación crítica permanente, expresada con mayor frecuencia por el silencio, signo de su escaso valor en la escala de los objetos dignos del interés intelectual. En esta jerarquía, el fenómeno representado por la producción de Coelho se refiere a mercado, y no a literatura; puede ser interesante para la sociología del consumo, pero no para los estudios literarios.

El lugar así destinado a los libros de Coelho ya es en sí bastante representativo de los contornos que ganaron aquí las relaciones entre la literatura y el mercado; y, más genéricamente, entre la alta y baja cultura. Es a partir de esta llave que propongo un ejercicio analítico para enfrentar el fenómeno Paulo Coelho, evitando evaluarlo para captar mejor la lógica de su evaluación; tomando las clasificaciones "nativas" del mundo literario no como criterio definitivo de verdad para juzgar el fenómeno literario, sino como un fenómeno en sí mismo, para ser comprendido.

Para que el caso Paulo Coelho revele el modo de cómo la cultura erudita y la industria cultural se relacionan en Brasil, es necesario conectar dos movimientos. En primer lugar, tratar de dar una explicación para el éxito del escritor, centrando el análisis en el pacto ficcional que sus libros proponen a los lectores, y evitando de esta manera recurrir a la determinación directa por la demanda, solución intensamente movilizada por la crítica y por la prensa, pero que se limita a suponer la eficacia de una estrategia en el plan de la circulación como la explicación cabal.

En seguida, tratar de entender su fracaso para encontrar un puesto en el dominio culto de la literatura brasileña, expresado sobre todo en la reacción de la crítica. Nacimiento de un doble rechazo: la de la atribución mecánica del éxito comercial al propósito de autoayuda (género editorial, no literario) en un contexto de súper individualismo egoísta; y la del juicio del valor estético como criterio absoluto de lo literario.

LECTURA

El primer punto del análisis se refiere a la lectura de dos textos. No puedo resumir aquí el asunto de los libros, pero voy atenerme a su núcleo ideológico, tal como aparece en los dos primeros, "Diario de un Mago" y "El Alquimista". Trabajando nuevamente en diferentes arreglos estilísticos y formas narrativas, este núcleo permanece a lo largo de todo la obra de Coelho.
Dice una frase citada en la dedicatoria de "Diario de un Mago" (1987): "Lo extraordinario reside en el Camino de las Personas Comunes". Esta frase, escrita en mayúsculas en el libro, es una señal de aproximación al lector: la trascendencia es accesible al vulgo, desde que sea bien conducido por un iniciado.

En el libro, esta idea se articula a la del "buen combate", la lucha a nombre de los sueños abandonados de la juventud, que debe ser individualizado a través de una descubierta personal. Coelho proyecta una relación vivida con su guía, que en el libro es la fuente de esas enseñanzas, en la relación virtual con sus lectores - que, como él, son personas comunes, la que se alienta a combatir el "buen combate".

Maestro y seguidores están en el mismo plano. A pesar de que el primero puede teorizar sobre las formas de iluminación esotérica, todos pueden vivirlas en la plenitud desde que aprendan, a través de la mediación de un maestro, a seguir a sí mismos. En el próximo libro, "El Alquimista" (1988), a la misma prédica se le agregan nuevas herramientas retóricas y conceptuales.

El libro introduce la noción de "leyenda personal", descrita como el auténtico destino revelado en juventud y enterrado por las solicitaciones prácticas de la vida. La "leyenda personal" es una variante del "buen combate", ambos refiriéndose a la adolescencia como una edad social de convivencia de todas las posibilidades por el retardo de las decisiones. La valentía que conducirá a las conquistas está en una extensión del tiempo, inscrita en frases como "Nunca abandone sus sueños" o "Cuando desee una cosa, todo el Universo conspira para realizarla".

Si este universo esotérico configura una especie de metafísica popular, Coelho introduce al lector en él resguardándolo de la necesidad del conocimiento iniciático, disolviendo las referencias herméticas que manipula en la afirmación decisiva de que todo se resuelve en el entusiasmo con el que se persigue el mismo deseo, lección abierta a todos.

Si los secretos esotéricos están reservados para el especialista, su manejo práctico se ofrece a quien emprende el camino, guiado por el autor, que asume la mediación entre lo esotérico y lo exotérico, transcendente e inmanente, extraordinario y ordinario. Papel cuya eficacia depende del uso del lenguaje: al evitar cualquier sofisticación, e incluso obstinándose en la reproducción del cliché, el narrador suprime la distancia social entre autor y lector.

Y, lo que es todavía más decisivo, las separaciones sociales que actúan en la posibilidad diferencial de retención del "tiempo de los sueños" también fueron borradas. Contribuye para esto el confinamiento de la vivencia personal a la experiencia de la ruptura, cuya alegoría por excelencia es el viaje o la peregrinación. Sumado todo esto, se abre al lector para sumergirse en una lectura de evasión, que da a su sujeto la posibilidad de control, poco interesa si es ilusorio, del tiempo de la vida -- de esta vida, detalle que, por lo menos en el plano simbólico, reconvierte la evasión en dirección a su punto de origen, a la forma de vida presente que se quiere superar.

En este nivel, el horizonte de la transformación es la oferta permanente; puede hacer retroceder las decisiones, de forma que parezcan reversibles hasta que se encuentren el camino, el buen combate, la realización de la leyenda personal. No es por acaso, que el lema simbólico del viaje y su desdoblamiento factual en los desplazamientos constantes de los personajes en el espacio está presente en cada uno de los relatos.

En síntesis, pienso que el elemento universalizable de la literatura de Paulo Coelho está precisamente en la posibilidad de manipulación (e incluso reversión) del tiempo al acto de la lectura. La difusión de la obra en culturas tan diversificadas se explica mejor por el mensaje lábil (y el potencial universalizante de su efecto) que por la fijeza de su remisión directa a un contexto, por más amplio que sea.

DESCALIFICACIÓN

Paso entonces a continuación al segundo punto, es decir, la descalificación ostentada como trofeo por las capas letradas, tomando como caso paradigmático aquel que es, salvo un engaño, el único análisis con profundidad de un libro de Coelho producido por un nombre de peso de la crítica académica: la reseña del libro "Onze Minutos" (2003), publicada ese mismo año por el profesor de literatura de la Universidad de Sao Paulo (USP) Joao Alexandre Barbosa (1937-2006), en la revista "Cult".

Si la iniciativa rompe el silencio y toma a Coelho "en serio" (para lo que mucho contribuye el texto introductorio equilibrado de su editor en la época, Manoel da Costa Pinto), al mismo tiempo, gracias al tono de la crítica, estabiliza el paradigma capaz de sostener el "interés por el desinterés" en relación a Coelho como un trazo de identidad de los que "toman en serio" la literatura.

El procedimiento del crítico expresa una concepción algo esencialista de literatura, dominante en el medio académico, como base de las razones que lo llevan a rechazar la obra de Coelho. Barbosa menciona el uso creativo y consciente que Baudelaire y Flaubert hacen del lugar común, el origen de un instrumento de renovación recurrente en la literatura moderna que reconfigura al propio lugar común.

Veridiana Scarpelli/Reprodução
Ilustrações da artista Veridiana Scarpelli para a edição da "Ilustríssima" de 20 de janeiro de 2013
Ilustraciones del artista Veridiana Scarpelli para la edición de "Ilustríssima"

El crítico escribe: "No es el caso, por ejemplo, del último libro de Paulo Coelho, que fui capaz de leerlo en su totalidad, no obstante repetidos impulsos de abandono, y que se intitula ´Onze Minutos´. Aquí no se trata de utilización, sino de rendición total al lugar común, en que el tema es de tal forma devastador que los ejercicios de retórica apenas sirven de confirmación para su acentuación".

El esfuerzo analítico no escapa de una definición "ad hoc" de literatura, hecha a medida para excluir su objeto, que se deshace en clichés y en estereotipos. Nótese que los grandes autores también se utilizan del lugar común, lo hacen de una manera "específicamente literaria". El argumento se acerca a la circularidad: es literario el manejo literario del lugar común.

Hay un trecho del texto en el que el crítico se refiere al punto: "Por todo el libro, pasa, sin embargo, una maestría singular: una especie de radicalización del lugar común que, consciente o no, corresponde al libro un valor coherente, a pesar de que negativo, no existiendo en ningún momento un trazo de originalidad."

El aspecto contingente del criterio sugiere que otro, menos previamente armado, podría resolver la paradoja de una manera positiva, atribuyendo coherencia (o al menos, habilidad) a la radicalización del lugar común, para concluir que la forma y la materia están en perfecta alineación: rebajar lo intranscendente al nivel de lo cotidiano solo se realizaría literariamente en una relación de plena transparencia entre el lenguaje y el mundo narrado.

Pero el procedimiento adoptado por Barbosa vuelve absoluto a un criterio de lo literario, completamente ajeno al proyecto del escritor, para señalar su escrita como no literaria:
"Aunque sabio y astuto en el uso de aquello que, lugar común, ya es esperado por el lector, Paulo Coelho nada reconfigura en términos narrativos que pudiera justificar la publicación de un romance."

Es decir, solo merece una publicación aquello que, comparable a Baudelaire y Flaubert, reconfigura su material. Aunque una vez, se puede aceptar la validez del criterio, pero entonces es necesario notar la selectividad de su aplicación, raramente movilizada en el juicio sobre la literatura brasileña contemporánea.

Cabe destacar que el artículo de Barbosa intitulado "Dentro de la Academia, Fuera de la Literatura", bastante elocuente como la necesidad de resolver el incómodo a través de su anulación. Lo que lleva al menos a evocar posibles contrapuntos. Tal vez importe menos estar dentro de la Academia Brasileña de Letras y fuera de la literatura (Paulo Coelho no sería el único ejemplo) de que en la cima del mercado, pero ostentando un proyecto que se quiere literario, base de la reivindicación del título nobiliario de escritor, tan sobresaliente en las manifestaciones de Coelho.

COMUNIDAD

La cuestión que emerge de este conjunto de circunstancias es la imposibilidad de que la crítica sustente el presupuesto de una comunidad hipotética de lectores que comparten sus valores, dada la dimensión del público de Coelho. La relación entre escritor, lector y el mundo narrado escapa al criterio literario, según el cual ella ya estaría en el texto, como sustancia, premio que tiene que ser conquistado por el lector entrenado.

Coelho produce un cortocircuito en este mecanismo: su narrativa directa quiere aclarar los enigmas; la adhesión que obtiene quiebra la comunidad imaginada --e imaginaria-- de los cultores de lo que habría de más elevado en la producción artística; su actitud de "estrella pop" desafía el recato que se espera de un hombre de letras, mientras su auto-identificación como escritor brasileño insulta el canon y la exigencia de conformidad al estándar entronizado del mundo literario.

Por lo tanto, refuerza la desclasificación, al naturalizar, la "doxa" (opinión) del campo literario como criterio absoluto. Sin embargo, otra lógica de clasificación podría albergar los escritos de Coelho en el dominio de lo literario; quiero mencionar el ejemplo de otro crítico y profesor, José Paulo Paes (1926-1998). Su abordaje sobre literatura de entretenimiento (en "La Aventura Literaria", 2003) parece aplicarse al tipo de producción de Paulo Coelho, a pesar de que no se refiere específicamente a dicho tipo.

Entre las características del género romance de aventura, Paes destaca la combinación entre los registros del mito y del naturalismo, la primacía del acontecimiento en la trama y la ausencia de profundidad sicológica de los personajes (como si la acción forjara su carácter), aspectos que, en sí mismo, no implicarían la disminución del valor de la obra pensada según su propio proyecto.

Por consiguiente, por ejemplo, Paes comenta los romances sentimentales de José Mauro de Vasconcelos:
"La agresividad con que algunos críticos se fueron en contra de él, juzgándole el desempeño únicamente en términos de estética literaria, muestra la miopía de nuestra crítica para asuntos que escapen del cuadro de la literatura erudita. [] En una cultura de literatos como la nuestra, todos sueñan ser Gustave Flaubert o James Joyce, nadie se contentaría con ser Alexandre Dumas o Agatha Christie. Se trata obviamente de un error de perspectiva: de la masa de los lectores de estos últimos autores es que surge la élite de los lectores de aquellos, y ninguna cultura realmente integrada puede darse el lujo de no querer tener, al lado de una vigorosa literatura de propuesta, una no menos vigorosa literatura de entretenimiento."

Paes revela aquí el magnetismo de la definición literaria de lo literario, típica del sistema brasileño, que niega un lugar al artesano competente en el ámbito del entretenimiento.

Esta posición refleja la de un autor como Siegfried Krakauer, al que "ornamento", metáfora para las fuentes de distracción, no es un mero artificio, pero parte orgánica de una estructura, relacionando en un mismo sistema simbólico puntas de la realidad materializada en los ambientes nobles y vulgares, en los modos crítico y lúdico de fruición. El éxito de los best-sellers se debe a la capacidad de responder a tendencias difusas en el medio social, que no se explican por sugerencia, pero se arraigan en las condiciones sociales reales de los lectores.

Asociemos, entonces, todo lo que se ha dicho del homenaje rendido por Coelho a José Mauro de Vasconcelos y Malba Tahan en su discurso de toma de pose en la Academia Brasileña de Letras (ABL). En el instante de mayor honor, Coelho demuestra afinidades con escritores que, como dice, no conocieron la gloria --no necesariamente el honor de pertenecer a la ABL, sino a la de ser aceptado en el selecto club de la Literatura Brasileña.

La pose en la Academia, lugar de acúmulo máximo de capital simbólico, parece haber sido utilizada para asegurar lo mínimo hasta ese momento negado, lo que tanto revela una apreciación más realista de su posición en el ámbito literario como reconoce el peso ejercido por su polo erudito sobre aquel que probó sus límites tratando de acumular todos los tipos de provecho.

Creo que el rechazo que la obra tuvo tiene menos que ver con su calidad estética que con la configuración de un sistema literario que necesita estrechar sus mecanismos de acceso para consolidarse, rechazando todo lo que amenace la definición local de literatura.

Si fuera así, se explica la recepción más favorable de Coelho en los países en que el campo literario es más maduro: sus libros son tratados con los mismos criterios aplicados a los que ocupan una posición similar a la suya, en una estructura más densa, multipolar, capaz de incorporar a los subsectores de producción amplia criticándolos a partir de su propia intencionalidad.

En un mundo literario más sedimentado, se podría lamentar la difusión internacional incipiente de cierto tipo de literatura brasileña sin considerar la efervescencia internacional provocada por otro tipo de producción patria.

Ganaría un nuevo sentido o "no lo leí y no me gustó" con el que el crítico Davi Arrigucci Jr. Respondió a la revista "Veja" sobre Coelho --no es una desclasificación directa del autor, sino un desinterés por el género. Pero tal vez esta es la condición para pensar en el best-seller sin que pese sobre el objeto las marcas de la relación del lector que quiere ser erudito con este objeto.

Traducción de ARTURO RIVAS

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