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"Todo tiene un límite y el fútbol brasileño llegó al suyo", dice el ex jugador y actual senador Romário

27/07/2015 - 16h05

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RAFAEL ANDERY
DE BRASILIA

En el subsuelo de un ala del Senado de Brasil, la puerta número 11 lleva a la oficina de un ex jugador de la selección brasileña que usó la camiseta 11, pero que ahora cambió ese uniforme por el saco y la corbata.

"Esta generación es una mierda. Tiene a Neymar, a Neymar y a Neymar", dice Romário, de 49 años, sobre los jugadores de hoy ocupan el lugar que alguna vez fue suyo.

Consultado acerca de a quién convocaría, si a él mismo a los 23 años, cuando jugaba en Holanda, o a Neymar, también de 23 años, en su momento actual, el senador no lo duda: "El Romário de 23 años sería mi opción".

El escenario es diferente, pero el Romário del Senado se parece mucho al del campo de juego. "No me gustaba ser protagonista", dice. "Yo amaba ser protagonista. Eso va a ser algo eterno para mí".

Después de brillar en el fútbol por más de 20 años, y de haber hecho, de acuerdo con sus cálculos, algo así como 2000 goles, de haber ganado el Mundial de 1994 con la selección brasileña y otros tantos títulos con clubes como el Barcelona, Vasco y Flamengo, el atacante colgó los botines en 2008 y decidió buscar su espacio en Brasilia.

En 2010, fue elegido diputado federal por el PSB y, este año, hizo su estreno en el Senado. "Romário no es más un ex jugador, hoy es un senador de la República".

El famoso "bajito", de 1,67m, ahora senador, acaba de ser elegido presidente de la llamada Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) del Fútbol, creada para, en sus palabras, "moralizar el fútbol brasileño".

Romário recibe a Folha con un apretón de manos y un semblante serio en la oficina cuyo número fue elegido por él y decorado con un cuadro del ex atacante al lado de su hija menor Ivy, de 10 años, debilidad del político, que tiene síndrome de Down.

Una gran bandera de su equipo del corazón, el América-RJ, y una réplica del trofeo del Mundial completan el ambiente, además de las bellas asesoras.

El senador programó la CPI para fines de mayo, después de que el ex presidente de la CBF José Maria Marin fue detenido, en Suiza, en medio del escándalo de corrupción en la FIFA, la institución más grande del fútbol mundial.

La comisión comenzó el 14 de julio, fecha en la que tuvo lugar esta entrevista, dos días antes del receso en el Parlamento.

"Lo más importante tuvo lugar hoy, compañero", dice Romário, usando una de sus expresiones más conocidas por única vez en la entrevista. "Ahora hay que ponerse a trabajar".

Una nota de la revista "Veja" de este sábado (25) acusa al ex jugador de tener una cuenta no declarada en un banco suizo, con un saldo de cerca de US$ 2,2 millones (R$ 7,5 millones).

En su cuenta de Facebook, Romário ironizó la nota de "Veja" y amenazó con iniciar un juicio contra la revista.

"Como trabajé en muchos clubes fuera de Brasil es posible que que haya sobrado algo que llegó a sumar ese número", escribió. "Estoy sintiéndome un ganador de la lotería, sólo que de mi propio, honesto y merecido dinero".

El senador viene prometiendo que, con la CPI del Fútbol, conseguiría llevar a prisión a nombres como Marco Polo Del Nero, presidente de la CBF -a quien llamó de "caradura, ladrón y ordinario", y que habría sido citado en un informe del Departamento de Justicia de Estados Unidos sobre la corrupción en la FIFA como "co-conspirador"-, y Ricardo Teixeira, ex presidente de la entidad, también citado por los americanos, además de acusado por la Policía Federal por lavado de dinero y falsedad ideológica.

"Todo tiene un límite. Y el fútbol brasileño llegó al suyo. Es hora de reorganizarnos y moralizar todo esto".

La iniciativa es encarada con desconfianza por algunos sectores del deporte. Bom Senso F.C, el movimiento creado por jugadores para luchar por mejores condiciones en el fútbol brasileño, no se mostró feliz con la CPI. Temen que las investigaciones pierdan el foco o terminen en nada.

Los 11 senadores que forman parte de la comisión tampoco entusiasmaron a aquellos que luchan por la renovación del fútbol.

De los políticos que la conforman, por ejemplo, hay dos que están siendo investigados en la operación Lava Jato de la Policía Federal: el ex presidente Fernando Collor (PTB-AL) y el Romero Jucá (PMDB-RR).

Desde que llegó al Senado, a principio de año, Romário viene ganando espacio.

Preside la Comisión de Educación, Cultura y Deporte y fue propulsor de leyes importantes, como el Estatuto de la Persona con Deficiencia, que garantiza derechos como el pago de una ayuda para deficientes que trabajan y que era una de las principales banderas del senador, y la Ley de las Biografías.

"Cuando me eligieron diputado, la mayoría me miraba mal", dice. "El 95% de esos diputados pensaron que no iba a hacer nada. Era uno de aquellos a los que ellos llamaban pequeña personalidad".

"Estudié ciencia política durante ocho meses, nadie puede decir que soy un paracaidista", dice el senador que tomó clases particulares con el doctor en ciencia política Leonardo Petronilha.

La agenda del ex atacante tiene diferencias con la de otros senadores. Hay un horario reservado diariamente para autografiar camisetas y objetos enviados a su oficina. Empleados del lugar le piden sacarse fotos.

En los días que Folha acompaño al ex jugador en el Senado, Romário llegó a las 14. El primer día, participó de la apertura de la CPI.

En el otro, después de haber participado en una reunión a puertas cerradas sobre los cambios en el acuerdo ortográfico, iba a comandar un encuentro de la Comisión de Educación, que fue cancelado por falta de quórum.

El senador resume así su rutina política: "Martes, miércoles y jueves estoy en Brasilia, me voy el viernes. Llego a Río y voy directo a mi oficina, en donde trabajo hasta el final del día. Los fines de semana, viajo para remontar al PSB en el estado. El lunes es día de reuniones".

"La vida del político es cansadora, pero me gusta", dice.

Es difícil arrancarle un elogio hacia algún congresista. "No tuve ninguna influencia en la política. Quien más me influenció fue Ivy", dice, acerca de su hija, a quien le atribuye la entrada en la nueva profesión.

Como en los tiempos cuando era futbolista, Romário sigue siendo individualista y se enoja fácil. En agosto de 2013, cuando todavía era diputado federal, chocó contra la cúpula de su partido.

"No estaba de acuerdo con los votos", dice el senador. En esa época, el PSB era aliado del gobierno del PT. Romário rompió con el partido y negoció su partida hacia otra sigla.

"Eduardo Campos [entonces gobernador de Pernambuco y presidente del PSB] me pidió que volviera y asumiera la presidencia del partido en Río", dice.

Después de la muerte de Campos, en agosto de 2014, y de la expresiva votación que conquistó en la elección para senador (más de 4,6 millones de votos, el tercero más votado del país) el escenario cambió dentro del PSB. "Me transformé en el presidente", dice.

Recientemente señalado como el segundo ubicado en las encuestas de intención de voto para la alcaldía de Río, Romário todavía no anunció oficialmente su candidatura, pero tiene ganas de competir por ese cargo.

"La posición política con más encanto en el Brasil actual es la de ser alcalde de Río", dice. "Tengo ganas de eso. Claro que sí".

Traducido por NATALIA FABENI

Lea el artículo original

Ed Ferreira-28.mai.2015/Folhapress
Romário, ex jugador de la selección brasileña y actual senador
Romário, ex jugador de la selección brasileña y actual senador

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