Opinión: La ropa interior de Neymar y los límites dentro del campo de juego

17/04/2014 - 13h55

Era sólo lo que faltaba. En el mundo de las estrellas del pop en que se transformaron los jugadores de fútbol, una de las estrellas exagera y muestra cinco veces la marca de su ropa interior. Inútil tratar de decir que no fue a propósito, porque si el marketing no tiene límites, la estupidez humana tiene los suyos.

Nadie con dos neuronas puede creer que se trató sólo de una casualidad.

Piense en Tostão mostrando su ropa interior. No, no vaya tan lejos. Piense en Lionel Messi.

Neymar ya tiene garantizada no sólo la riqueza de los que lo generaron, sino de los que ya generó y de los que va a generar.

Aun así, cometió el error de confundir peras con manzanas, olvidándose de que, en el campo de juego, su oficio debería ser sólo su oficio, el de jugar al fútbol.

Pero no. Dejemos atrás la vieja polémica sobre los carteles de publicidad en los estadios o, más acá en el tiempo, el patrocinio en las camisetas, prácticas que ofendieron a tanta gente buena e impuesta por las exigencias del gran negocio del deporte en la industria del entretenimiento.

No se trata de demonizar al ex Santos, ya suficientemente involucrado en una transacción nebulosa con el Barcelona, el club que lo fichó antes de tenerlo como adversario en una final por el título mundial.

Se trata de hablar de límites para frenar los excesos, como los que desacreditan la actividad periodística, infectada por los chicos de la publicidad.

Si fuera para garantizar el plato de comida todos los días o la leche de los niños, que lo haga.

Nadie se daría el lujo de opinar sobre la vida de los demás, porque cada persona tiene sus propios problemas.

Necesitar, Neymar, ciertamente no necesita. De la misma forma en que en los medios existen los espacios apropiados para mensajes comerciales, sin los cuales no sobrevivirían, el crack ya tiene suficiente con las campañas de publicidad que protagoniza.

Tal vez él no lo sabe, pero en 1982, el maravilloso equipo brasileño derrotado en el Mundial de España vivió la extrañeza de ver al jugador Eder ser acusado de haber corrido en dirección a un cartel de un anuncio particular cuando celebraba sus goles, lo que lo habría llevado a no hacer pases a sus compañeros mejor posicionados, pensando más en los dólares que en los goles.

No, Neymar no hizo eso ni estuvo cerca de hacerlo. Sin embargo, parece evidente que entró en el campo con algo más en la cabeza que sólo jugar al fútbol.

SUEÑO

¿Y si Marco Polo Del Nero se despierta el 1 de enero de 2015 dispuesto a entrar en la historia del fútbol brasileño y hace sólo lo obvio, como propone el movimiento Bom Senso y el proyecto de ley que espera ser aprobado en el Congreso Nacional?

Juro que pasaría a dormir el sueño de los satisfechos.

Traducido por NATALIA FABENI

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