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Publicado en 11/04/2016

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Los brasileños finalmente perciben los beneficios de la recuperación

13/10/2017 - 12h01

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JOE LEAHY
ANDRES SCHIPANI
"FINANCIAL TIMES"

Como en cualquier otro día en Ceagesp, el bullicioso mercado central de São Paulo, Manuel da Silva Filho está ocupado inspeccionando las 30.000 toneladas de naranjas, papayas y mangos que recibe antes de enviarlas a supermercados a través de la ciudad.

Pero recientemente, el veterano vendedor de frutas ha sido testigo de un fenómeno que rara vez ha visto en su carrera de más de cuatro décadas: una fuerte caída en los precios.

"Ésta es la primera vez en los últimos 10 años que sentimos que los precios realmente han bajado", dijo. "Hoy, diría que los precios de las frutas están 7 por ciento más bajos que el año pasado".

Según el IBGE, la agencia oficial de estadísticas, Brasil, que tradicionalmente ha luchado con precios desbocados, está entrando en un histórico período de baja inflación.

En los nueve meses hasta septiembre, la inflación se redujo a 1,78 por ciento, el nivel más bajo en 19 años. En el año hasta septiembre, la tasa de inflación fue de 2,54 por ciento, muy por debajo del objetivo del banco central de 4,5 por ciento más/menos 1,5 por ciento.

La baja inflación -que bajó del nivel de 11 por ciento en el que estaba a principios de año- está permitiendo que una economía que apenas está saliendo de una recesión histórica por fin pueda respirar.

También está provocando preguntas sobre si Brasil finalmente podrá derrotar a uno de sus más antiguos adversarios; a principios de la década de 1990, la inflación había alcanzado tasas anuales tan altas como 5000 por ciento.

"Nuestro primer objetivo es reducir la inflación y las tasas de interés", dijo Ilan Goldfajn, presidente del Banco Central de Brasil, en una entrevista. "Nuestro segundo objetivo es asegurar que la inflación y las tasas de interés se mantengan a un nivel bajo para siempre".

Los economistas atribuyen gran parte de la caída de la inflación a la recesión. Con una economía que se contrajo más de 7 por ciento en dos años, el número de brasileños desempleados aumentó a más de 13 millones.

También atribuyen la mejora al nombramiento de un fuerte equipo económico por el ahora asediado presidente Michel Temer, quien asumió el poder el año pasado después de la destitución de su predecesora, Dilma Rousseff, por violaciones presupuestarias.

Su ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, ha intentado estabilizar el creciente déficit presupuestario, mientras que Goldfajn ha reiterado el compromiso del banco central con sus metas de inflación.

"El equipo tiene una credibilidad muy fuerte", dijo David Beker, economista de Bank of America Merrill Lynch. "Ellos mantuvieron una firme política económica cuando comenzaron, cambiaron las expectativas y han sido capaces de bajar las tasas al nivel en el que se encuentran actualmente".

Una abundante cosecha también ha ayudado, bajando el precio de los alimentos durante cinco meses consecutivos. El precio de los alimentos de consumo en el hogar cayó 5,3 por ciento interanual en septiembre, la tasa más baja desde 1994. Esto incluye alimentos básicos políticamente importantes, como el tomate y el frijol, que bajaron 11 por ciento y 9,4 por ciento, respectivamente.

La desinflación ha permitido que el banco central pueda bajar la tasa de referencia SELIC de un nivel alto de 14,25 por ciento a 8,25 por ciento, y los economistas están pronosticando que podrá bajar a niveles tan bajos como 7 o 6,5 por ciento.

Sin embargo, según Goldfajn, para mantener las tasas bajas a largo plazo se requieren reformas fiscales, incluyendo cambios en el sumamente generoso sistema de pensiones de Brasil que elevarían la edad mínima de jubilación desde 55 a 65 años de edad.

Los economistas dicen que el gobierno de Temer ha logrado algunas reformas fiscales importantes, como una nueva ley para reducir los préstamos subsidiados ofrecidos por el banco nacional de desarrollo.

También ha introducido un límite en el gasto público que prohíbe los aumentos por encima de la inflación.

Pero debido a que el gobierno de Temer está debilitado por los escándalos de corrupción, la reforma crucial de las pensiones probablemente tendrá que esperar hasta después de las próximas elecciones en 2018.

Algunos se preguntan si todos los brasileños realmente lamentarán el fin de la alta inflación. Los precios altos y las resultantes tasas de interés han creado un lucrativo mercado de bonos del tesoro del gobierno. Con la oferta de rendimientos reales "libres de riesgo" de alrededor de 7 por ciento en los últimos años, los inversionistas pudientes y de clase media alta no han tenido que comprar otros tipos de activos más volátiles, como las acciones.

"La pregunta ahora es si nosotros, los brasileños, podemos vivir sin inflación y si podemos manejar una inflación más baja", dijo Ricardo Sennes, director de Prospectiva, una consultora con sede en São Paulo.

Pero si los ricos tienen dudas sobre los beneficios de la baja inflación, Silva Filho, vendedor de frutas en Ceagesp, no tiene ninguna duda con respecto a poner fin a los precios altos de una vez por todas. "Es bueno porque las personas con bajos ingresos pueden comer mejor".

(c) 2017 The Financial Times Ltd. All rights reserved

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