Folha cuenta sus errores

03/04/2013 - 12h15

No era Leonardo Medeiros, era Leonardo Moreira. Cesar Maia nunca fue gobernador de Rio. La inversión en la Expo-2020 es de R$ 24.000 millones, y no de R$ 24 millones. El parque de Ibirapuera es cien veces más grande de lo que se ha dicho.
Quien lee Folha está acostumbrado a encontrar correcciones como esas, publicadas durante las últimas semanas. Diariamente, salen tres o cuatro "erramos", en el pie del "panel del lector", pero sabemos bien, que eso es apenas la punta del iceberg.
Para descubrir el tamaño de la montaña diaria de errores, Folha reunió un equipo que rehizo la comprobación de todos los textos publicados en tres ediciones del año pasado.
Los periodistas conversaron con los entrevistados, consultaron los datos de webs oficiales, revisaron las traducciones, rehicieron las cuentas y hasta vieron de nuevo los partidos de fútbol para comprobar las descripciones de la sección de "Deportes".
Como el foco estaba en los errores de información, se ignoraron los problemas de portugués. Resultado: Folha publicó 99 informaciones equivocadas por edición.
Por ser trabajoso y caro, el estudio, apodado internamente como "autopsia de una edición", solo se había hecho una vez, entre 1997 y 1998. En aquella época, se encontraron 105 errores por edición.
En 15 años poca cosa cambió. Una caída del 6% no es motivo de celebración, ya que hoy, con Internet, es más fácil verificar los datos.
El mayor número de errores, en el pasado y ahora, está en los "servicios": programación de cine, programación de televisión, precios de pasajes aéreos, etc. Es lo que más irrita al lector, porque le hace perder tiempo.
El jueves pasado (28) quien consultó la sección "Acontece" e intentó llamar al Cine Segall escuchó una grabación avisando de que el número había cambiado. Quien fue al cine en el Shopping JK Iguatemi pagó por su entrada más de lo que aparecía en el periódico.
Una comprobación más rígida disminuiría esos errores, pero parte de la responsabilidad por las informaciones desactualizadas es de los propios cines, que cambian la programación después de que las ediciones de "Ilustrada" y la "Guía" se hayan concluido.
Grafía de nombres, confusión entre números y problemas de edición son otros manantiales de errores que podrían combatirse con una verificación y revisión más cuidadosas.
Cabe al periódico establecer metas de disminución de errores, pero no adelanta soñar con el "error cero", porque la cantidad de información publicada es enorme. Una edición de miércoles de Folha tiene prácticamente el mismo número de caracteres que "Os Lusíadas". Los domingos, la Redacción produce un 30% más que la obra de Luís de Camões.
Si no hay perfección, la transparencia en la corrección es la garantía de calidad del producto. El estudio muestra que, de media, los "erramos" corresponden a apenas un 3% de los errores cometidos.
Es necesario estimular a los lectores y a las fuentes de información a apuntar incorrecciones y, en el momento que sean detectadas, corregirlas sin eufemismos. De los grandes medios de comunicación del país, Folha es el que más se corrige, lo que es síntoma de salud y no de enfermedad. Como apuntó Arthur Brisbane, ex ombudsman del "New York Times", "por más paradójico que parezca, cuantas más correcciones veas en el periódico, mejor".