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Sensatez y falta de sensibilidad

18/11/2014 - 10h03

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VERA GUIMARÃES MARTINS
ombudsman@uol.com.br

Fueron muchas decenas de mensajes, la mayoría movidos por el mismo sentimiento: espanto con el hecho, indignación con la forma y enojo por el desprecio.

El despido de Fernando Rodrigues y Eliane Cantanhêde fue una operación desastrosa, no sólo por la pérdida que significa para los lectores, sino principalmente por la falta de sensibilidad en la conducción del proceso.

El diario ignoró aquel a quien sirve: el lector.

Los dos columnistas fueron despedidos el viernes 7 de noviembre, como parte de un recorte que sacó de la redacción a 14 periodistas y le puso un fin a 17 puestos de trabajo.

En el lenguaje empresarial, fue un ajuste para adecuar los costos inflados por el Mundial y las elecciones, los mismos factores que, aliados a una economía menguante, provocaron la caída de los ingresos.

En el lenguaje irreverente de las redacciones, esos despidos, que se volvieron periódicos, son llamados de "passaralho", porque pasan como aves rapaces y provocan revuelo en la bandada.

La lógica que llevó a prescindir de dos nombres de primera línea es simple y cruda: después de sucesivos recortes, las redacciones ya no tienen de dónde cortar y la mirada se posa entonces en los grandes salarios, aquellos de personas con cargos superiores y mucho tiempo dentro de la empresa.

En la frialdad de los números, el despido de un profesional antiguo puede "salvar" media docena (o más) de otros cargos con menos tiempo en la redacción.

Fernando estaba en la empresa hacía 27 años; Eliane, desde hacía 17 años. En un equipo con más de 120 columnistas en permanente mutación, eran marcas instaladas, que formaban el centro de las columnas de la casa.

Nombres profundamente identificados con el rostro del diario y con sus lectores, en una relación de doble mano que no fue plenamente comprendida ni debidamente tratada.

"Debemos estar todos de acuerdo con que el diario tiene la libertad de dispensar a cualquier colaborador. Mientras tanto, como un organismo que mantiene una estrecha relación con su público, que termina siéndole fiel no tanto por él mismo sino por sus voceros, ese despido sin explicaciones termina siendo como una pérdida de un amigo, del que acabamos sabiendo por terceros. Eso termina siendo un shock", describió el abogado Eliseu Rosendo Nuñez Viciana, de São Paulo.

"Lo peor es que no sólo el diario no se dignó a explicar las razones a sus suscriptores. Esa actitud sólo sirvió para aumentar la desconfianza", indicó José Luiz Pereira da Silva, de Mogi Mirim.

Irónicamente, Folha no se acordó del "otro lado". Los lectores supieron de la salida el mismo viernes, a través de las redes sociales y sitios (algunos más preocupados por desinformar que por informar).

El diario sólo se manifestó el domingo (9), pero la nota no mencionaba razones. Una vez más, abdicó de explicar con claridad una decisión motivada por una mala contingencia.

Mal negocio para la imagen institucional. Los diarios y los periodistas saben que no existe una historia contada por la mitad, la parte que falta será completada por versiones de todo tipo.

En ese caso, se fomentaron teorías de que las salidas habían ocurrido por presión del Planalto, un sinsentido generado por la polarización electoral reciente. El diario continúa con varios columnistas extremamente críticos del gobierno.

El diario también ayuda a alimentar una dieta restringida en información que salta a la vista en la respuesta de la Secretaría de Redacción, que fue enviada a la ombudsman: "Folha busca renovar cada cierto tiempo a sus columnistas. A veces hace eso debido a la coyuntura económica, otras, por decisión editorial. Para dar ejemplos recientes, Tati Bernardi entró en el lugar de Barbara Gancia y Antonio Prata, en el de Danuza Leão".

Así, Eliseu va a continuar sin saber por qué perdió a su amigo.

IMPLICANCIA INDEBIDA

La sección "Cotidiano" del diario pasó en rojo el semáforo y atropelló al alcalde Fernando Haddad el domingo 9.

Sacó en tapa una nota sobre Roberto de Faria Torres, funcionario investigado por corrupción por el Ministerio Público, con el título: "Ingeniero de la gestión Haddad cobra un sueldo de R$ 4000 y tiene 9 autos de lujo".

Torres, que fue captado en un video pidiendo coimas, es funcionario concursado desde 2006. No fue nombrado para ningún puesto, ni en esta gestión ni en anteriores: ser ingeniero es una profesión y no un cargo.

El texto no presenta el menor indicio o sospecha de cualquier vínculo de Haddad con el caso.

La alcaldía y muchos lectores reaccionaron, respondiendo a la conexión inadecuada en el "Panel del Lector". La Redacción dio un primor de respuesta: "El ingeniero [] es funcionario de la alcaldía de São Paulo, administrada por Fernando Haddad".

"[Hay] una cierta prepotencia en las secciones de que siempre tienen la razón, incluso cuando existen errores muy claros", escribió el lector Dirceu Furquim.

"El lugar reservado para 'Erramos' es para arreglar el horario del cine, o decir que se escribió mal algún nombre. No hay una reflexión seria del contenido del diario, de las exageraciones, nada".

Furquim acertó en el adjetivo y en el diagnóstico. No hay política para corregir esas liviandades que hieren la credibilidad del diario.

Traducido por NATALIA FABENI

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