Después del combate del siglo

16/05/2017 - 18h16

La cobertura periodística que preparaba al lector de cara a la declaración del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva ante el juez Sergio Moro, que tuvo lugar el pasado miércoles (10), estuvo marcada por el tono de combate épico y de lucha marcial política. Al igual que las redes sociales, la cobertura estimuló a simpatizantes de ambos lados a manifestarse, movilizando a miles de efectivos policiales en Curitiba.

Al terminar la declaración, sin agresiones verbales descabelladas o amenazas de prisión, quedó cierto clima de frustración entre lectores / aficionados. Era, después de todo, una etapa importante de la investigación de uno de los cinco procesos en que es reo un ex presidente de la República, sin que, sin embargo, hubiera motivos para vivir una final de campeonato.

Al día siguiente, el levantamiento de secreto de sumario de las declaraciones del asesor político Juan Santana y de su mujer, Mônica Moura, llevó al ex presidente de vuelta a los titulares. Según el matrimonio, Lula daba la palabra final en cuanto a la financiación irregular de las campañas electorales del PT.

Los lectores han cuestionado lo que hay de pruebas materiales de los delitos que se le imputan a Lula en la Lava Jato, además de declaraciones acusatorias nacidas de delaciones premiadas. Incomoda a algunos la reproducción sin crítica de testimonios.

Ejemplos: Emilio Odebrecht dijo "no tener dudas" de que Antonio Palocci "podía ser" operador del PT. João Santana comentó de la siguiente manera críticas de Lula a la entonces presidente de Petrobras, Graça Foster, que estaría cerrando el grifo de las constructoras: "Visto de atrás para adelante, puede parecer que hay algo más. No puedo decir esto con convicción, pero genera una nube de significados que pueden ser un poco diferentes... "

Ya son 155 los acuerdos de colaboración premiada. El trabajo es arduo. Los reporteros tienen que oír críticamente largas declaraciones, encajar las historias relatadas por unos con las contadas por otros, encontrar y descifrar documentos entregados a la Justicia, problematizar versiones y contraversiones y explicar al lector qué pruebas o indicios los delatores poseen.

Los periódicos tienen evidentemente de cumplir el papel de informar sobre los hechos más importantes. Así el lector espera. Con las condiciones mínimas, todos hacen más o menos lo mismo. Reproducen fragmentos de los testimonios, contextualizando de la manera que pueden.

Es necesario, sin embargo, que los periódicos en general, y Folha en particular, deseen un papel de mayor relevancia. Si actúan sólo como transmisores, son dispensables.

Entiendo la demanda de los lectores sobre la publicación de pruebas concretas. Folha tiene que ser cuidadosa en sus afirmaciones, al mismo tiempo que necesita demostrar que indicios construyen circunstancias que pueden formar la convicción del juez y de ahí llevar a la condena de determinado acusado.

No es necesario, como parte de los lectores cree, que existan pruebas materiales como extractos bancarios, papeles firmados irrefutables, confesiones de culpa grabadas, videos de encuentros, etc.

No se puede probar con probabilidades, como dijo un magistrado del STF, pero una suma de indicios puede convertirse en una prueba cabal que permita atribuir un crimen a alguien.

El 7 de mayo, Folha publicó un reportaje que indica un camino a seguir. En ella, reveló que testimonios de delatores de Odebrecht y materiales entregados como prueba al Ministerio Público Federal contienen errores, contradicciones e inconsistencias, en casos que implican a gobernadores y parlamentarios, entre otros acusados.

Es urgente que un trabajo similar se haga con los personajes principales de la Lava Jato.

Folha necesita invertir, modernizar y mejorar mucho la explotación de su plataforma digital.

Con tanta noticia sucediendo todo el tiempo, la versión digital es una herramienta decisiva por el espacio ilimitado, por la posibilidad de actualización. En medio del telecatch de la política, el lector es quien queda aturdido. Le toca al periódico mostrarse capaz de devolverle el eje.

Traducido por AZAHARA MARTÍN

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