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Publicado en 11/04/2016

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El estampido en las calles

19/03/2018 - 14h33

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PAULA CESARINO COSTA

Los tiros que mataron a la concejala Marielle Franco y el conductor Anderson Gomes tardaron en despertar a Folha. En la noche del miércoles 14, cuando el coche en el que estaban los dos y una asesora fue alcanzado por al menos nueve tiros, el periódico pareció no atentar para la importancia del episodio. Sus lectores no recibieron ninguna alerta.

En la portada de la edición impresa del día siguiente, sólo un título pequeño, sin destaque, sin texto: "Concejala del PSOL es asesinada a tiros en la zona norte de Río".

El horario en que ocurrió el crimen puede haber dificultado la publicación de un producto periodístico de excelencia, pero no justifica.

La aparente insensibilidad política y periodística se mantuvo durante todo el día siguiente a la muerte de Marielle y Anderson. La cobertura digital de Folha en la quinta (15) fue tímida, sin temperatura, valorizando en exceso el aspecto palaciego, sin escurrir los acontecimientos anteriores y posteriores al crimen.

Por muchas horas el sitio del periódico estampaba el siguiente título: "Asesinato de Marielle moviliza al Planalto para combatir desgaste", bajo la anodina viñeta "Río de Janeiro". El noticiario no reflejaba los diversos desdoblamientos del tema.

El clima, las consignas, la emoción en las calles poco se contaron. ¿Quiénes eran esos miles de manifestantes? ¿Qué entidades se movilizaron a nivel nacional? ¿Cuál es la repercusión en el exterior?

No se ofrecía análisis ni declaraciones encomendadas. Sólo algunos columnistas que, por iniciativa propia, escribieron sobre el tema, dos de ellos de economía.

Las imágenes fueron publicadas casi sin edición, un solo vídeo en vivo fue colocado en el sitio, no producido especialmente. En el caso de que se trate de una persona que no sea de su familia,

Folha tardó hasta la edición São Paulo del viernes para concluir material de mejor calidad, ofreciendo al lector de Río (que recibe edición cerrada más temprano) un periódico sin nada más allá de lo que él ya había leído la víspera.

En la evaluación del secretario de Redacción, Vinicius Mota, el saldo de la cobertura hecha por Folha fue positivo, a pesar de haber habido fallas, como la baja visibilidad dada al crimen la noche del día 14 y el poco destaque en la portada del impreso del día 15.

"Hicimos una cobertura en tiempo real, informando sobre el pulso de la calle y las novedades de la investigación. El lado oficial sólo entró en el aire la noche del jueves y fue un diferencial de lectura importante que sólo Folha produjo con ese grado de profundidad ".

Enumeró artículos publicados inmediatamente después de ser concluidas, como el caso de los perfiles de Marielle y Anderson, la radiografía del batallón de la PM que ella había criticado y el debate sobre el riesgo de 'colombización'.

Tiene razón Mota al recordar que el viernes el diario consiguió llevar hasta el lector información exclusiva.

"Fue de Folha la exclusiva sobre la identificación por la policía de la placa de un vehículo utilizado en el crimen. Fue publicado primero en Folha la información de que el lote de las cápsulas de proyectiles utilizadas en el asesinato de la concejala también fue detectado en la matanza de Osasco y Barueri, de agosto de 2015 ", dijo.

Estos ejemplos, sin embargo, son insuficientes para lanzar una cobertura de tal magnitud. Esta exige la movilización de recursos editoriales que den personalidad al enfoque del periódico.

En la observación feliz de una compañera de profesión, la impresión es que, si algo así hubiera ocurrido con una parlamentar negra estadounidense, el periódico habría hecho una cobertura mejor y más consistente.

Las dimensiones de la muerte de Marielle Franco: la dimensión política, la dimensión institucional de la democracia, la dimensión policial, la dimensión de los habitantes de la favela, la dimensión del movimiento negro, la dimensión LGBT, la dimensión de la mujer en la política .

Folha parece estar lejos de varias de ellas. Perdió la dimensión de las comunidades, de las manifestaciones, de lo que se convenció llamar de voz de las calles. Sin esa voz, se quedó -como siempre- en el aspecto palaciego, en la verborrea narrativa de los gabinetes de Brasilia.

No se puede predecir si el asesinato de Marielle será el estopín de algo mayor ni si las manifestaciones espontáneas del jueves y viernes en varias partes del país tendrán consecuencia en la campaña electoral de 2018.

Las manifestaciones de junio de 2013, por ejemplo, comenzaron en un grito por R$ 0,20 menos en la tarifa de autobuses de São Paulo y se convirtieron en lucha nacional con efectos políticos inequívocos.

La primera lección que debe tomarse es que el periódico necesita estar más conectado con lo que está ocurriendo en las calles, en las redes, fuera de las instituciones formales y tradicionales.

El desafío es inmenso, los caminos son inciertos, las opciones editoriales y empresariales son variadas y dudosas.

La segunda es que la calidad y la agilidad que fueron marcas de Folha en la era del papel necesitan urgentemente ser alcanzadas en el periodismo digital.

Traducido por AZAHARA MARTÍN

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