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Opinión: Comedia de equívocos en la política Exterior de Brasil

28/08/2013 - 10h23

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JAIME APARICIO OTERO

El hecho de que por primera vez, después de la caída de las dictaduras militares en Bolivia, un alto dirigente político de la oposición solicite asilo diplomático en la embajada de un país vecino y que éste le reconozca la calidad de perseguido político, es una evidencia de la precariedad actual de la democracia boliviana.

Desde la llegada al poder de Evo Morales, muchos líderes opositores al gobierno han sido encarcelados o han obtenido refugio, luego de huir a otros países. Según datos de Naciones Unidas, hay más de 700 refugiados políticos, lo que convierte a Bolivia, después de Cuba, en el país con más perseguidos políticos de Latinoamérica.

La tragedia del Senador empezó con la denuncia de la existencia de turbias relaciones entre influyentes autoridades bolivianas y las redes del narcotráfico. Esa información fue luego ampliada y documentada por la prestigiosa revista brasileña "Veja". Ese fue el motivo por el que el gobierno de Morales utilizó el poder judicial para iniciarle acusaciones penales. En esas circunstancias, Roger Pinto se asiló en la Embajada de Brasil en La Paz.

Pedro Ladeira/Folhapress
El senador asilado Roger Pinto Molina
El senador asilado Roger Pinto Molina

El asilo diplomático en la región viene de normas consuetudinarias aplicadas por las democracias de la región frente a la experiencia traumática de dictaduras y populismos de toda clase y color que asolaron a la región en gran parte del siglo XX. Dichas normas luego se incorporaron en la Convención de Caracas sobre Asilo Diplomático de 1954.

A diferencia de los casos del fundador de WikiLeaks, Julian Assange o de Edward Snowden, el fugitivo americano, el senador está protegido por esas normas del derecho interamericano que establecen que el status de asilado político corresponde al país que lo concede y que no es lícito prestar asilo a personas que se encuentren procesadas en forma ante tribunales ordinarios competentes y por delitos comunes, "salvo que los hechos que motivan la solicitud de asilo, cualquiera que sea el caso, revistan claramente carácter político" .

Pero lo más revelador de este extraño episodio es que pone al descubierto que en Brasil se ha abandonado completamente la visión estratégica global y regional de Fernando Henrique Cardoso, construida sobre un conocimiento claro del mundo y del papel que debería jugar Brasil en la región como promotor de los valores de la democracia liberal, y la cuál se ejecutaba por un eficiente servicio exterior profesional.

Hoy, la ideología e intereses financieros de grupos de poder predominan sobre la política exterior de Brasil respecto a Latinoamérica. Y es vox populi en la región que el control de esa política de apoyo al "modelo bolivariano", no está a cargo de Itamaraty sino del asesor de la Presidencia en política exterior, Marco Aurelio García, un activista ideológico, muy cercano al expresidente Lula da Silva y al Gobierno venezolano. Sólo así se entienden los traspiés diplomáticos de Honduras, el ingreso de Venezuela en el Mercosur, los ataques a Paraguay y ahora el caso del senador, que llevó a la renuncia del ministro Patriota. Esta última crisis también descubre las tensiones internas entre activistas políticos y el Itamaraty.

Brasil, dadas sus dimensiones e importancia, no puede tener una política exterior basada en intereses políticos de corto plazo, abandonando las relaciones externas con sus vecinos en manos de operadores ideológicos. El éxito de Brasil en su historia, desde el Barón de Rio Branco, fue el de confiar a su eficiente diplomacia profesional la ejecución de los asuntos externos del país.

Brasil, como potencia regional tiene que entender lo que está hoy sucediendo en Latinoamérica y especialmente en Bolivia, para evitar que otros sucesos, mucho más graves que el del senador, exploten en sus manos.

Julio Aparicio fue embajador de Bolivia en los Estados Unidos y presidente del Comité Jurídico Interamericano de la OEA. Actualmente es socio de una firma de servicios políticos y legales internacionales basada en Washington DC.

Twitter @JaimeAparicioOt

Juan Mabromata/France Presse
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