Editorial: El avance preocupante de las milicias en Río

03/09/2014 - 13h55

Es tan avasallador como preocupante el avance de las milicias en Río de Janeiro en la última década.

De acuerdo con un artículo de Folha, en 2004 eran seis las favelas cariocas controladas por esas organizaciones criminales, muchas veces formadas por policías, bomberos y militares activos o ya desligados de sus funciones oficiales.

Hoy, el fenómeno se extendió por 195 comunidades, en 23 de los 90 municipios y sólo en la capital del estado son 148 las regiones bajo control ilegal.

Durante cierto tiempo, ganó espacio la versión edulcorada que esos grupos se encargaban de propagar. Armados de una retórica disparatada, decían liberar a la población del poder de los traficantes.

En vez de eso, los milicianos imponen a los habitantes de las favelas el cobro por seguridad y otros servicios (agua, gas, Internet, TV por cable) y hacen uso de sus posiciones privilegiadas como agentes del Estado para mitigar los efectos de la represión policial.

En pocas palabras, no fue mucho lo que cambió para los habitantes de las favelas.

Pero no es solamente eso. Después de una incursión de jefes de las milicias en cargos legislativos entre 2007 y 2010, lo que en muchos casos derivó en prisiones y pérdidas de mandato, esas organizaciones cambiaron de estrategia.

Ahora fuerzan a la población de los territorios que controlan a votar por los candidatos que son apoyados por ellos.

Amenazan, así, la libertad de la campaña de quien no esté alineado con sus intereses. Son recurrentes las denuncias de que las favelas son "vendidas" al postulante que paga para ser el único autorizado para frecuentar el lugar.

La semana pasada, la Secretaría de Seguridad envió al Tribunal Regional Electoral (TRE) un informe con conclusiones preocupantes.

Nada menos que 41 áreas en el estado tanto bajo el mando de narcotráfico como de milicias ya restringieron las acciones de diversos candidatos, formando corrales electorales.

Por esa razón, el TRE-RJ decidió solicitar el apoyo de la Fuerza Nacional de Seguridad en las elecciones de este año. Espera, de esa manera, garantizar que las personas voten en libertad.

El pedido deberá ser evaluado por el Tribunal Superior Electoral y cuenta con la oposición del gobernador Luiz Fernando Pezão (PMDB), que dice que no ve la necesidad de esa medida.

Demandar tropas federales equivaldría, o por lo menos así sería visto, como una admisión de que la política de combate a las milicias fracasó. Algo que es verdad.

Si Río cosechó buenos resultados iniciales en el combate al tráfico de drogas con las Unidades de Policía Pacificadora (UPPs), todavía parece no acertar en la contención de esa otra modalidad criminal, que también crece donde el Estado está ausente.

Traducido por NATALIA FABENI

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