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Editorial: La paradoja de Petrobras

13/11/2014 - 12h48

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DE SÃO PAULO

Si dependiera solamente de los políticos brasileños, difícilmente las investigaciones sobre la corrupción en Petrobras serían llevadas con la seriedad que el asunto merece.

Con innumerables congresistas involucrados, además de gobernadores y ex ministros, como también de grandes financiadores de campañas, el esquema de desvíos en la empresa estatal encontraba su blindaje en la fuerza de los intereses a los que servía.

En lugar de fomentar investigaciones profundas, la propia dimensión del caso parecía constituir el mayor obstáculo para su elucidación.

La paradoja comenzó a deshacerse por los acuerdos de beneficios legales concedidos a los delatores, que aceptaron colaborar con la investigación o entregar a sus compañeros.

Mientras que la oposición y el gobierno insisten en el teatro mediocre a cargo de la comisión de investigación parlamentaria -creada, sobre todo, para satisfacer al público más que para lograr esclarecer alguna cosa-, dos personajes centrales decidieron contarle a la Justicia lo que sabían.

A cambio de penas menos duras, Paulo Roberto Costa, ex director de Abastecimiento de Petrobras, junto al cambista Alberto Youssef, describieron todo el proceso de pillaje.

Se destinaba al Partido de los Trabajadores (PT), al Partido Progresista (PP) y al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) el equivalente al 3% de las negociaciones hechas por la empresa estatal.

Si los políticos y los empleados de la compañía sacaron ventajas de las coimas, también lo hicieron las empresas privadas que participaban de ese engranaje corrupto, que firmaban suculentos contratos con Petrobras. Así todos ganaban.

Una vez que el esquema se hizo público, muchos descubrieron todo lo que tenían para perder, empezando por el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff (PT) que, además de preocuparse por el estrago que el caso podía hacerle a sus entrañas, aún teme por los posibles prejuicios a la imagen de la mayor estatal brasileña.

De acuerdo a lo publicado por el diario inglés "Financial Times", los chanchullos de Petrobras están siendo investigados por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos y por la SEC (Securities and Exchange Commission, principal agencia reguladora del mercado de capitales americano).

Las autoridades americanas investigan una eventual violación a una ley de ese país contra la corrupción practicada en el exterior o por empresas que, como Petrobras, tengan acciones en la Bolsa de Valores de Estados Unidos.

El Planalto calcula, con razón, que según lo que descubran esos organismos, podrá ser grande el impacto negativo en los negocios e inversiones de la estatal con los socios extranjeros.

En este contexto, la purga en Petrobras no podrá ser solamente un montaje.

Las explicaciones respecto del caso van a tener que convencer a agentes internacionales, a quienes poco les importan los intereses políticos de los brasileños.

Traducido por NATALIA FABENI

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