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Publicado en 11/04/2016

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Opinión: Una nueva etapa

04/08/2015 - 16h05

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JOAQUIM LEVY
MINISTRO DE HACIENDA DE BRASIL

La economía brasileña está retomando el equilibrio. Está respondiendo a las cambiantes condiciones de los intercambios comerciales y al agotamiento de las políticas anticíclicas y a una mayor exposición del sector público a la financiación de los sectores de la economía.

El realineamiento de precios y la reorientación fiscal sacaron al país de una ruta de vulnerabilidad, y los agentes privados están comenzando a reajustarse. Pero hay mucho trabajo por hacer para hacerle frente a "lo que vendrá después del ajuste."

Navegamos en medio de la incertidumbre externa e interna. La recuperación de Estados Unidos ha tenido naturales altos y bajos. La reinvención de la economía china, sin la exportación como motor del crecimiento, también avanza de forma no lineal.

Ambos países seguirán generando volatilidad. Sumado a la debilidad de Europa y a las consecuencias de todo esto en América Latina, el panorama externo no es sencillo.

En el plano interno, las lluvias no fueron favorables hasta hace poco para la previsión de la economía o la popularidad del gobierno.

La nueva clase media está enfrentando este ciclo económico provocando fluctuaciones significativas de los indicadores de confianza. Y algunos desdoblamientos de diversas investigaciones judiciales han hecho menos precisos los escenarios disponibles para el sector privado.

Sacudidas de corto plazo, así como los efectos de la propia conducta del ciclo de ajuste, no deben eclipsar la necesidad de continuar con los cambios estructurales en la economía, ahora que el ciclo de las commodities, que nos ayudó en la última década, se desvaneció.

La solución para los problemas inmediatos y futuros no es gastar más, porque la necesidad de fortalecimiento fiscal es evidente en el contexto actual. Tampoco lo es abrir un espacio para una inflación persistente.

Entonces, ¿qué hay que hacer? El cierre de un ciclo es un tiempo de oportunidades, de diagnósticos, de imaginar objetivos y elegir caminos.

En primer lugar, es importante recordar que tenemos estabilizadores automáticos de la demanda, que ayudarán a atravesar el ciclo actual.

Son robustos, dado el volumen de los fondos transferidos a las familias por el Tesoro Nacional a través de los numerosos programas sociales.

Mantener estos mecanismos requerirá de la evaluación permanente de su sustentabilidad y de los resultados obtenidos.

Dada la carga tributaria actual, es urgente reforzar la evaluación de la calidad del gasto, incluyendo el gasto obligatorio, cuyo volumen reduce la latitud de los gobiernos federal, estatales y municipales para invertir en infraestructura.

En segundo lugar, con el fin de compartir con el sector privado la responsabilidad de la expansión de la inversión en infraestructura, debemos tener una estabilidad fiscal que reduzca los riesgos macroeconómicos y sorpresas reguladoras.

En tercer lugar, debemos tener un compromiso con la excelencia. En la economía competitiva en la que vivimos, con la disminución de la ventaja dada por los recursos naturales, este compromiso será cada vez más vital.

Los incentivos para los agentes públicos y privados tienen que seguir esta dirección, tal vez sea la mayor revolución en el diseño de nuestras políticas. Promover la competencia, por ejemplo, tiene el gran potencial de estimular la economía.

Ser claro acerca de estas opciones, tener disciplina y transparencia para seguirlas se traducirá en una recuperación económica más rápida, en la caída de las tasas de interés a largo plazo y en un Brasil más abierto y con más oportunidades.

Un Brasil en el que la clase media pueda ejercer su potencial de trabajo e imaginación, siendo creadora y no sólo beneficiaria, de un nuevo estilo de vida.

Un Brasil donde la libertad de iniciativa y la previsibilidad económica ayuden a estimular a las empresas a invertir en nuevas ideas.

Hay una agenda de crecimiento muy positiva para este segundo semestre de 2015, que va más allá del ajuste fiscal esencial para apoyar, también, el presupuesto del próximo año.

Esta agenda abre espacio a la cooperación entre Poderes y esferas del gobierno, como la reforma al impuesto al valor agregado, crucial para destrabar la inversión, pero que debe responder a las preocupaciones de todos los involucrados para poder llevarse a cabo.

Queda mucho trabajo por hacer, pero es una promesa de vida en nuestras manos.

Traducido por NATALIA FABENI

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