Fin de la República independiente de Haití en el centro de São Paulo

09/05/2013 - 10h11

Bajo la atenta mirada de los policías militares y federales, cerca de cien inmigrantes haitianos dejaron a primera hora de la mañana del martes (7) un edificio que, hasta la semana pasada, ocupaban sin saber que estaba en situación irregular.

Era el fin, con base en una decisión judicial, de una especie de comuna informal de haitianos instalados en Brás, en el centro de São Paulo. Entre los desalojados hay desde obreros a sociólogos, con edades entre los 13 y los 40 años.

Eduardo Anizelli/Folhapress

Interior del edificio ocupado por los haitianos

Todos están en la ciudad en busca de empleo, pero la mayoría está sin ocupación y se sustenta con dinero que envía la familia. Apenas tres de ellos hablan portugués, aunque con un acento bien cargado.

Ellos recibieron la orden de desalojo el pasado miércoles. Solo entonces supieron que el inmueble es objeto de litigio hace más de 15 años debido a un conflicto laboral. Los haitianos pagaban el alquiler a un hombre identificado apenas como Marcos, responsable de pagar las cuentas de agua y luz. Fue él quien instaló paredes divisorias y llenó el espacio, transformando lo que era un gran vacío en 26 "habitaciones" que alquilaba.

Cada inquilino pagaba R$ 350 (US$ 175) por cada cuarto, algunos de ellos algo más grandes que una cama de matrimonio. Aquellos que consiguieron más espacio pudieron amueblarlo con un fogón y una nevera.

"Hace dos meses, tal vez ya sabiendo la decisión del juez, Marcos desapareció y dejó de pagar las cuentas", dice el obrero Odaniel Joune, 34, natural de Saint Michel de l'Attalaye.

Sin luz ni agua caliente, esa centena de haitianos se alteraba para usar dos baños, uno de ellos sin el grifo del lavabo. El fuerte olor revelaba la dificultad de mantener la higiene en el lugar. Una rata cruzó el camino del periodista durante el reportaje.

Eduardo Anizelli/Folhapress

haitianos dejan el edificio tras la llegada de la policía

RETIRADA

Ayer, la policía llegó al lugar al final de la madrugada. Todos dejaron el inmueble de forma pacífica y hasta con buen humor. Las sonrisas y las bromas, sin embargo, no escondían una aprehensión: ¿Dónde dormirían aquella noche?

Según Mônica Quenca, asistente social de Misión de Paz, ONG responsable de la atención a extranjeros y por la mediación con el ayuntamiento, los haitianos fueron llevados a refugios de la ciudad. Los muebles se enviaron a un depósito.

"No serán deportados. Muchos tienen la documentación en regla y los que no la tienen recibirán el pasaporte humanitario", dijo Quenca.

Lea el artículo original