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El carnaval de calle replica la guerra entre marcas de cerveza
10/02/2016 - 15h08
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EMILIO SANT'ANNA
LUCAS FERRAZ
ROBERTO DE OLIVEIRA
DE SÃO PAULO
El Carnaval en las calles de São Paulo se estableció como un negocio atractivo en la medida en que se consolidaron los "blocos" (NdT: grupos de simpatizantes que siguen un estandarte o un slogan). Este año, por primera vez, el espacio público se convirtió en escenario de una guerra de cervecerías.
El patrocinio oficial fue de la holandesa Amstel, que compartió con el banco Caixa Econômica Federal (público) el derecho de las acciones de marketing.
Cris Faga/Fox Press Photo/Folhapress | ||
Los camiones de cerveza reabastecían a los vendedores en puntos estratégicos. |
Gracias a cerca de 4.000 vendedores ambulantes registrados, la marca "monopolizó" el suministro de esa bebida en los 355 "blocos" que hubo este año -un 36% más que en 2015-, repitiendo así en la vía pública un fenómeno típico del Sambódromo (pista de desfiles).
Para otras marcas restó la posibilidad de patrocinar individualmente a los "blocos" -con lo cual pudieron hacerse más visibles en los vehículos que desfilaron- y eventualmente ser elegidas por una minoría de vendedores, que recibieron ventajas para vender Amstel.
En contrapartida, los anunciantes debieron asumir una parte de los costos de los desfiles callejeros. De los R$ 10,5 millones (USD 2,68 millones) invertidos en infraestructura para el Carnaval de calle, un 35% fue aportado por los patrocinadores, lo que representa un aumento del 66% sobre el año anterior.
Además del patrocinio oficial de la fiesta, otras cerveceras, así como la propia holandesa, invirtieron directamente en los grupos que salieron por las calles. La compañía Ambev afirma que la marca Skol patrocinó a 63 "blocos". Amstel informó que patrocina a 14.
Durante los desfiles, los camiones de la marca se estacionaban en puntos estratégicos para reabastecer a los vendedores. La cerveza se vendía a R$ 5 (USD 1,28) y los comerciantes dicen que su precio fue R$ 1 (USD 0,25) menos que en las competidoras.
Traducido por CARLOS TURDERA