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Comienza la mejor época para observar aves en el litoral de São Paulo

20/09/2013 - 11h55

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MICHEL KEPP
ESPECIAL PARA FOLHA

Ubatuba, en el litoral paulista, es una ciudad ideal para observar aves. Está cercada por una de las mayores áreas intactas de mata atlántica, bioma que posee la segunda mayor variedad de aves de Brasil (más de 750 especies), después de la Amazonia. Está a los pies de la sierra del Mar, cuyas diversas alturas acogen varias especies de pájaros.

La mejor época para observar aves en Ubatuba es ahora: entre mediados de septiembre, quando comienzan a construir sus nidos, y mediados de octubre, cuando llueve com frecuencia.

Para observar las aves, se necesita un guia que conozca sus hábitos y habitats y use una grabación de sus cantos para atraerlas. Binóculos, que los guías pueden proporcionar, también son imprescindibles, porque muchas aves son tan pequeñas, ariscas o distantes que el ojo desnudo no basta.

Mi guía me llevó principalmente a reservas particulares, abiertas a visitas a partir del pago de una tasa y con caminos que conducen a la mata virgen.

Comenzamos en Folha Seca, un terreno a 15 kilómetros del centro de Ubatuba. En lugar de dinero, su dueño, Jonas, acepta bananas para suplir sus comederos para aves. Llevamos una decena. Otras frutas también son bienvenidas.

Los bebederos del local atraen innumerables colibríes (de 15 variedades) que vuelan alrededor, como enjambres de abejas. Mi favorito fue un _ besourinho-da-mata_,del tamaño de mi dedo meñique.

En un camino de la hacienda Angelim (A unos 4 dólares la entrada), a cinco kilómetros del centro de la ciudad, vimos una viuvinha, ave negra com cabeza blanca y una cola larga y fina. También identificamos por allí un anambeizinho, con la cola tan cuadrada y corta que daba la impresión de que le falta una parte.

Al día siguiente, fuimos a la Reserva Guainumbi (R$ 60 la entrada, con derecho a una noche en un chalé), a 18 kilómetros del centro, subiendo 850 metros de la sierra del Mar. Sus comederos atraen saíras, sanhaços_y tiês_ de tantas tonalidades que el árbol en el que se posaban parecía estar decorado por Navidad.

En esa reserva, vimos un pájaro carpintero, con su clásica cresta roja, y un surucuá variado, ave grande, com cabeza azul oscura, casi negra, y pecho rojo anaranjado, que solo se encuentra en altitudes mayores.

El tangará es el símbolo de Ubatuba, aunque la gaviota pueda parecer una elección más apropiada. Al final, la ciudad promueve sus playas, no sus pájaros. Así, la mayoría de los turistas no tienen idea de que ese balneario tiene mucho más para ofrecer que un conjunto idílico de agua y arena.

Traducido por MARÍA MARTÍN

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