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Publicado en 11/04/2016

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Comienza la temporada de avistaje de ballenas en el Nordeste brasileño

21/08/2014 - 13h13

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GUSTAVO SIMON
ENVIADO ESPECIAL A CARAVELAS (BAHÍA)

Con cámaras en las manos y los ojos intentando encontrar un punto oscuro en el mar, 14 turistas se amontonan en la proa de un catamarán, ansiosos.

Basta escuchar un sonido parecido al de un desahogo, o suspiro, de enojo para que cambie todo el cuadro: las cámaras de fotos comienzan a disparar, los ojos recorren el horizonte, los cuerpos se agitan y gritos de "¡Qué lindo!" y "¡Ahí, ahí!" se escuchan por todo el barco, incluso también por parte de los guías.

El "suspiro", en verdad, son los chorros de agua producto de la subida a la superficie de las llamadas "ballenas jorobadas" para respirar.

Folha estuvo en la costa sur de Bahía para acompañar un paseo con avistaje de ballenas, que frecuentan la costa brasileña -la de Bahía, principalmente- entre julio y noviembre para su reproducción.

En esta época es muy probable que el turista encuentre ballenas en este tipo de paseos.

Programas de conservación y prohibición de caza llevaron a un crecimiento poblacional suficiente para que, en mayo, la especie haya dejado la lista de animales amenazados de extinción en el país.

El mes de agosto marca el comienzo del pico de avistajes en la costa bahiana, que va hasta septiembre.

ABROLHOS

Además del avistaje de ballenas, la visita a Abrolhos, a 70 kilómetros del continente, es una de las principales atracciones de todos los paseos que pueden hacerse desde Caravelas, a unos 880 kilómetros de la capital bahiana, Salvador.

Las cinco islas que forman el archipiélago, en las que están presentes todas las especies de corales que existen en el país, son el centro del primer parque nacional marino creado en Brasil, en 1983. El parque se extiende hasta el arrecife de las Timbebas, en la costa de Alcobaça.

Para visitarlo, además del paseo en barco, el turista debe pagar una entrada de US$ 15.

Llegando al lugar, las aguas claras comienzan a revelar la biodiversidad marina, considerada una de las más ricas de la parte sur del océano Atlántico.

Desde el barco es posible ver tortugas marinas, aguavivas, peces, estrellas de mar y numerosos pájaros, que dominan las diferentes islas. Sólo en Santa Bárbara, en donde hay un faro y centros de la Marina la presencia de aves es menos común.

Tanto en la isla de Siriba como en Santa Bárbara -hay que tener una autorización especial para visitar esta última- es importante protegerse del sol, ya que hay muy pocos árboles.

Cerca de las islas, el buceo (con cilindro o snorkel), es otra de las actividades que puede practicarse y aprovechar, desde otra perspectiva, la biodiversidad local.

Para los que tengan tiempo, pueden realizar también el paseo y pasar la noche en Abrolhos. En vez de volver al continente, el tour permite sumergirse en las aguas de noche y visitar Santa Bárbara.

Traducido por NATALIA FABENI

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