Todo Brasil produce cachaça, cada región a su modo

17/02/2016 - 14h06

A pesar de estar tan asociada con Paraty (ciudad histórica de Rio de Janeiro) y Minas Gerais, la "cachaça" (aguardiente) nació hace 500 años, en 1516, en las tierras que hoy se conocen como Estado de Pernambuco, de acuerdo con los registros de una destilería de Itamaracá (isla de esa jurisdicción).

Con el tiempo, la producción de la "marvada" -una de las centenas de denominaciones que recibe (NdT: en este caso, debido a su efecto "malévolo" de embriaguez)- se expandió a casi todo el país.

	Difusión
	Lo que le da color a la cachaça es su contacto con los barriles de madera

El ranking de los 50 mejores rótulos del grupo Cúpula da Cachaça, lanzado a fines de enero, es un ejemplo de esa diversidad. Los diez primeros lugares de la lista corresponden a representantes de Estados que tradicionalmente no son asociados con esa bebida, como Paraná y Rio Grande do Sul.

Felipe Jannuzzi, impulsor de "Mapa da Cachaça", un proyecto con el cual recorrió el país visitando alambiques, dice que las principales diferencias están en el tipo de caña de azúcar utilizada, el proceso de producción, el añejamiento y el grado alcohólico de la bebida.

Lo que le da color a la cachaça, por ejemplo, es su contacto con los barriles de madera. Esa tonalidad puede ir de un color trigueño hasta un ámbar oscuro, dependiendo del tamaño del barril, el tipo de madera y el tiempo de almacenamiento.

Rio Grande do Sul viene destacándose por la aplicación de "prácticas modernas" y por el uso de levaduras seleccionadas, el control de la temperatura durante la fermentación y el monitoreo de la evolución durante el añejamiento.

Como resultado, es común encontrar allí cachaças añejas de una graduación alcohólica menor que en otras regiones. El procedimiento suaviza a la bebida, agregando una diversidad de sabores, como caramelo, vainilla y frutas secas.

En Paraná, que logró el primer puesto del ranking, con la cachaça Porto Morretes Premium, el negocio es mayoritariamente conducido por pequeños productores, muchas empresas familiares, apunta Fábio Marquardt, sommelier de cachaça y dueño de una consultora en Curitiba (capital del Estado).

Traducido por CARLOS TURDERA

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