El jaguar vuelve a ser un protagonista en el paisaje de Pantanal

18/02/2016 - 14h00

El "safari" comienza temprano, con los primeros rayos del sol. Los turistas se van acomodando como pueden en los asientos de la lancha a motor.

El lanchero verifica los últimos detalles mientras se comunica vía radio con otras embarcaciones que saldrán en la misma aventura. Todas tienen el mismo objetivo: el jaguar.

Las "armas" son un arsenal inofensivo: cámaras de última generación, con lentes que parecen auténticos telescopios. La mayoría de los pasajeros, con sonrisas nerviosas, no habla nada de português.

	Silva Junior/ Folhapress
	El felino es la máxima atracción de los paseos turísticos.

En menos de dos horas surge algo que parece ser un resto de madera flotando en medio de las aguas del río Cuiabá. "Ahí está", señala el lanchero, deshaciendo así la primera -y equivocada- impresión.

El turismo de pesca en Pantanal pasó a compartir su protagonismo con los safaris fotográficos, consolidados hace por lo menos cinco años como una de las principales fuentes de ingresos para guías, lancheros y dueños de hoteles.

El más grande felino de las Américas, que antes era avistado raramente y tan sólo por turistas afortunados, hoy es nuevamente la estrella principal de los paseos.

"En meses como septiembre, si el turista pasa dos días aquí sin ver un jaguar, recibe su dinero de vuelta", afirma Ivan Freitas da Costa, de 38 años, socio del hotel Pantanal Norte, en la región de Porto Jofre (a 140 kilómetros de Cuiabá).

Perseguido antiguamente como "plaga" por los hacendados, el jaguar salió favorecido de la reducción de la ganadería en Pantanal. Tanto en territorios antiguos como a lo largo de los ríos Cuiabá, São Lourenço y Paraguai, la población viene recuperándose.

Traducido por CARLOS TURDERA

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