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La práctica de la observación de aves se extiende por Brasil
30/03/2017 - 10h57
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ROBERTO DE OLIVEIRA
ENVIADO ESPECIAL A TIRADENTES (MG)
Fue de los ríos en las estribaciones de Sao José que brotó oro y, gracias a él, nació en el siglo XVIII en Minas Gerais, Tiradentes, hoy una de las ciudades coloniales mejor conservadas de Brasil.
Actualmente, la montaña atrae otro tipo de actividad que requiere ojos atentos y un poco más de paciencia: la observación de aves.
Conocida internacionalmente como birdwatching, la práctica fue incorporada al turismo en la década de 1960, cuando algunas personas descubrieron el placer de visitar lugares lejanos para observar el comportamiento de las aves.
Hace diez años, el número de observadores de aves en el país no llegaba a 2.000. Hoy en día, ya son 35.000, y debe llegar a 100.000 en los próximos tres años, de acuerdo a la Avistar Brasil, una ONG que organiza el mayor encuentro de observación de aves en América Latina.
Brasil es el segundo país con mayor diversidad de aves. Según la BirdLife International, representada en el país por Save Brasil, una entidad que trabaja por la conservación de las aves brasileñas, el país cuenta con 1.809 especies, sólo superada por Colombia (1.877 especies).
Flavio Moraes/Folhapress | ||
Sai- azul (Dacnis cayana) |
Para el historiador Luiz Cruz, de 57 años, la región de la montaña de San José es un refugio de vida silvestre que da la bienvenida, por ejemplo, a 118 especies de libélulas. "En general, donde hay libélulas hay aves".
En las colinas de San José, área de mata atlántica que se extiende por cinco municipios, el biólogo- ornitólogo Kassius Santos, de 44 años, calcula que hay cerca de 400 especies diferentes.
Entre ellos, el bailarín manakin y el papamoscas, que se puede ver por los senderos que llegan a los 1.300 metros de altitud.
El periodista viajó por invitación de la Pousada Aromas de Montaña.
Traducido por AZAHARA MARTÍN