Icapuí, en la costa este de Ceará, esconde playas desiertas y acantilados coloridos

22/12/2017 - 13h39

Existe un tramo de la costa este del estado de Ceará, casi en la frontera con Rio Grande do Norte, que todavía es poco conocido, incluso por aquellos que viven en la zona y suelen explorar los alrededores de la capital, Fortaleza.

Este territorio, que es más grande que toda la costa del estado de Piauí, tiene 60 kilómetros de extensión y atesora dos playas prácticamente vírgenes que vale la pena conocer: Ponta Grossa y Redonda. Ambas están ubicadas en el municipio de Icapuí.

En Ponta Grossa, al llegar, el perfil de los habitantes de la comunidad llama mucho la atención: personas de piel clara, bronceada, ojos verdes y pelo lacio. La mayoría de los nativos es descendiente de holandeses, que llegaron allí a comienzos del siglo XVII.

Ponta Grossa es un área protegida y posee acantilados multicolores. Cuando hay marea baja, el retroceso del agua crea un inmenso espejo en la arena, que refleja el azul del cielo como si estuviera fileteado.

En Redonda, los colores que predominan van del rojo al blanco, pasando por el naranja y amarillo. Pequeños cocoteros surgen cerca de la arena. El mar, casi siempre calmo, invita a darse un chapuzón.

Situada en un manglar, la playa de Requenguela, en la región más central de la ciudad, sorprende por el retiro de la marea, que llega a alcanzar más de dos kilómetros.

Traducido por NATALIA FABENI

Lea el artículo original

	Roberto de Oliveira/Arquivo Pessoal
	Playa Redonda y Ponta Grossa, en Icapuí, estado de Ceará