Durante este mes de conmemoración de la conciencia negra, (este miércoles (20) ha sido fiesta en más de 1.200 ciudades brasileñas) hombres y mujeres negros de diversos campos del conocimiento y las artes son invitados a participar en conferencias, debates y mesas redondas sobre ser negro.

Lo que parece ser el camino hacia el debate racial en el país puede reproducir el racismo estructural, delegando a los negros el deber de hablar solo sobre negritud.

Rosane Borges, de 45 años, doctora en Ciencias de la Comunicación y profesora colaboradora del grupo de investigación Estética y Vanguardia de la ECA-USP, informa que siempre es invitada a hablar sobre cuestiones raciales y sobre ser una mujer negra. Nunca sobre comunicación y medios, su especialidad.

“No somos solo eso. Soy comunicóloga. Sacan a las personas negras del pensamiento de la vida pública, es una de las caras más perversas del racismo ”, explica.

Para ella, es común que los negros no estén invitados a hablar sobre economía, política y cuestiones sociales que incluyen a diferentes géneros, etnias y orientaciones sexuales.

Borges señala que el discurso de los negros generalmente se reduce al impacto del racismo en la esfera personal de los ponentes, y no de su forma estructurada, que rige la sociedad en forma de baja representación negra en la vida política y mediática.

Esta limitación es sutil y disfrazada de buenas intenciones.

La cineasta Sabrina Fidalgo, de 40 años, que recibió 13 premios por su película "Rainha" (2016), dice que cada vez es menos buscada para hablar sobre "cine negro" porque critica el término.

“Aunque creo que es políticamente importante [usar el término], no me parece culturalmente interesante. Primero porque no es un movimiento o una corriente artística, no fue pensado por los cineastas, no existe un tratado estético, es una nomenclatura creada para encajar a los negros que hacen películas en Brasil”, explica.

_{Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA}

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