La región de Brasil donde más ha crecido la extrema pobreza y el PIB ha retrocedido desde las últimas elecciones es el noreste del país, que en los últimos días se está convirtiendo en el principal objetivo de futuras políticas sociales en un posible gobierno de Jair Bolsonaro (PSL).
Además de atacar la crisis en la región, que alberga a 1/4 de los electores del país, intentará hacer frente a la ventaja que el PT y el expresidente Lula mantienen en la zona. En la primera vuelta electoral, Bolsonaro perdió ante Fernando Haddad (PT) por 26% a 51%.
El principal vector para conquistar a los nordestinos será reforzar el Bolsa Familia, un programa de transferencia de renta que llega en el noreste a 6,9 millones de familias (50,7% de todo el país).
Además de aumentar el actual presupuesto de R$ 30 mil millones (US$ 8 mil millones) del programa, una de las propuestas es garantizar que los beneficiarios continúen recibiendo hasta el 75% del valor de la ayuda (R$ 188, de media - US$ 50,5) aunque consigan trabajo.
Otra idea es elevar el valor pagado a los que logren comprobar un aumento de la renta por cuenta propia y mantenerlos en el programa hasta que sus ganancias personales superen un determinado nivel.
Desde 2014, el total de personas en situación de extrema pobreza (ingreso familiar per cápita hasta R$ 85 / mes - US$ 23) se disparó en el noreste.
La fidelidad que los nordestinos demuestran a Lula, dice el científico político Carlos Melo, es el resultado del pragmatismo de los votantes en relación a conquistas personales. "Si otro político llega y hace más por ellos, se llevará a los votantes."
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA