Sentado en una silla de plástico, el agricultor jubilado Raimundo Nonato da Silva, de 63 años, aprieta los ojos y se acerca a la pantalla de un ordenador de Folha en la que aparece una foto del candidato Jair Bolsonaro (PSL).
"No sé quien es", dice y minutos después repite la misma frase al encontrarse con una foto de Fernando Haddad (PT), adversario de Bolsonaro en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales que se celebrarán el domingo en Brasil.
En una campaña electoral marcada por la difusión a través de redes sociales online de información sobre las elecciones, comunidades rurales del 'sertão' nordestino (región semiárida) todavía dependen de la televisión y la radio para seguir las actividades y propuestas de candidatos y definir sus votos.
Según los datos más recientes de la Encuesta Nacional por Muestra de Domicilios Continua, del IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística), el 35,2% de la población del país superior a diez años no estaba conectada a internet a finales de 2016, es decir, cerca de 63,3 millones de brasileños.
Raimundo Nonato es uno de ellos: no sabe lo que es un meme, no usa el WhatsApp, ni recibió noticias falsas por el teléfono celular.
Nonato es vecino del pueblo Sitio Recanto, una comunidad sin electricidad e internet del municipio de Campo Alegre de Lourdes (825 km de Salvador). Depende de un medio de comunicación creado en el siglo XIX, la radio, para conocer el programa electoral de los candidatos a la Presidencia.
Con su vieja radio de pila, sintonizada en una emisora de una ciudad vecina, no se pierde el horario electoral y las noticias.
"Conocer yo conozco sólo de nombre, sé que está Adá [Haddad], que es el candidato de Lula, y el tal Bolsonaro, que es el que va a colocar armas en la mano del pueblo", dice, afirmando estar al tanto de las principales discusiones de la campaña.
A veces, cuando va al pueblo vecino, ve la televisión en casa de parientes. Pero en los últimos meses no ha tenido tiempo para dejar el campo, cuando llega por la noche, después del trabajo, admite sentirse demasiado cansado para salir de casa.
Incluso tiene un teléfono móvil, pero no es un smartphone. Sólo lo usa para hacer llamadas cuando va a la zona urbana de Campo Alegre de Lourdes, municipio que cuenta con el 71% de la población en áreas rurales.
(Con Lalo de Almeida)
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA