Manaos inaugura albergue para refugiados venezolanos LGBTI

El centro recibe a extranjeros que han sido víctimas de discriminación sexual en otros campamentos

Monica Prestes
Manaus

Manaos se ha tornado el destino de parte de los más de 80 mil venezolanos que han buscado refugio o residencia temporal en Brasil. Y es la primera ciudad brasileña que ofrece un albergue exclusivo para la población LGBTI + de refugiados.

La propuesta es ayudar a estas personas a vencer un doble desafío: además de la xenofobia, los refugiados LGBTI + también son víctimas de prejuicios en los albergues.

"Aquí tenemos más libertad para ser quienes somos, en Venezuela no podíamos demostrar amor, hasta en los albergues sufrimos los prejuicios de otros venezolanos", contó la barbera Yelitza Ricardo, de 34 años.

Coordinada por la ONG Manifesta LGBTI + con el apoyo de ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) y socios, la Casa Miga acoge a seis lesbianas y una travesti venezolanas, y un brasileño. Todos dividen las tareas domésticas y ayudan con parte de los gastos de la casa, que se mantiene gracias a las donaciones.

Inquilinos venezolanos de la Casa Miga, albergue creado en Manaos para refugiados LGBTI +

El centro abrió sus puertas para las tres primeras parejas de lesbianas en septiembre. Compañeras desde hace cuatro años, Jasmira Estaba, de 36 años, y Gabriela Méndez, de 29, cuentan que el trayecto entre Venezuela y el albergue no fue fácil.

Fueron meses de planificación antes de salir de Venezuela. "Lo vendimos todo: moto, TV, aire acondicionado, ahorramos meses de salario, compramos algunos objetos para venderlos por el camino y conseguir más dinero, y todo ello sólo llegó para llegar a Boa Vista", contó Jasmira.

Como las demás refugiadas, pasaron algunos meses acampadas en la plaza Simón Bolívar, en la capital roraimense, antes de ser llevadas a un centro del Gobierno Federal.

Después de sufrir discriminación en albergues de Boa Vista y Manaos, fueron trasladadas a la Casa Miga. Ellas permanecerán allí 45 días. Después, recibirán una ayuda financiera para costear el alquiler, agua, energía y gas durante tres meses y dejar lugar para nuevos refugiados.

"Tenemos la esperanza de encontrar un empleo y, mientras eso no sucede, nos organizamos para vender agua mineral. También vamos a hacer un curso de repostería, porque pronto vamos a tener que salir de aquí, del albergue, y mudarnos a un lugar propio y recomenzar la vida ", contó Gabriela.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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