Laéssio Rodrigues de Oliveira es un ladrón con formación universitaria. "Entré en la facultad de biblioteconomía para saber cómo comportarme en medio de bibliotecarios y robar mejor".
En los últimos años, Oliveira estima haber restado 60 mil ítems de las diversas instituciones que visitó, la expresiva mayoría de ellos son revistas.
El Instituto Itaú Cultural, por ejemplo, devolvió el lunes cuatro obras originales más que habían sido robadas de la Biblioteca Nacional en 2004 y que estaban en su colección Brasilianas, en la avenida Paulista, en São Paulo.
"Sólo robo revistas del siglo 19 y hasta 1960", explica. En cuanto a las fotografías, cuenta con unas 10.000.
Del Museo Nacional, que pegó fuego hace tres meses, asegura haber robado 3.000 grabados, algunas revistas y 28 libros. "Salvé esas piezas, ¿no es así? Hoy todo sería cenizas ", se divierte el hombre de 45 años.
Oliveira ya robó valiéndose de todas las formas posibles: "Al principio, era tan fácil que una vez llegué con dos maletas enormes vacías, diciendo que después tenía que coger la carretera. En los años 1990, los empleados no desconfiaban. Salía con las maletas medio abiertas de tan llenas", rompe a reír.
En otras ocasiones, entraba con mochilas, se enrollaba grabados en las piernas, se escondía en los baños, y los tiraba por la ventana. "He robado unas mil revistas históricas de la ECA-USP arrojándolas por la ventana de la biblioteca".
Tras ser protagonista del documental "Cartas para un Ladrón de Libros", la historia de Laéssio será convertida en una película de ficción, con dirección de Mauro Lima, de "Mi nombre no es Johnny".
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA