Jair Bolsonaro Mesías (PSL), de 63 años, prestó juramento como 42º Presidente de la República bajo unas medidas de seguridad sin precedentes, con chaleco antibalas y acompañado de miles de simpatizantes. En su primer pronunciamiento, en el Congreso, se mostró conciliador. Dijo reafirmar el "compromiso de construir una sociedad sin discriminación o división" y aseguró que gobernará con el Legislativo.
Pidió el apoyo de los parlamentarios para aprobar leyes en materia de seguridad y prometió realizar reformas estructurales para rescatar la confianza en la economía. "Sugiriendo cambios para crear un ciclo virtuoso, dijo que era necesario un verdadero pacto nacional entre la sociedad y los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, en la búsqueda de nuevos caminos para un nuevo Brasil".
Más tarde, frente al Palacio del Planalto, retomó el tono de la campaña. "El pueblo comenzó a liberarse del socialismo, liberarse de la inversión de valores, del gigantismo estatal y de lo políticamente correcto", afirmó el presidente, que dijo combatir "ideologías nefastas" que destruyen valores, tradiciones y familias y que defienden delincuentes y criminalizan la policía.
Al final, Bolsonaro dijo: "Nuestra bandera jamás será roja, sólo será roja si es necesaria nuestra sangre para mantenerla verde y amarilla".
En una ruptura de protocolo, la primera dama, Michelle, de 38 años, habló antes del propio presidente utilizando el lenguaje de signos. No sólo hizo mención a los sordos sino también a todas las personas con discapacidad.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA