Los militares nombrados, o a punto de ser nombrados, ya superan los 45 en el gobierno de Jair Bolsonaro (PSL), distribuidos en 21 áreas.
El Ejército, del que salieron el presidente y su vice, Hamilton Mourão (PRTB), ya aportó la mayoría de miembros del Gobierno: 18 generales y 11 coroneles de la reserva hasta el viernes (18) -el número crece cada día.
Los militares ahora dirigen el DNIT (Departamento Nacional de Infraestructura de Transportes), la Suframa (Superintendencia de la Zona Franca de Manaus), la Funai (Fundación Nacional del Indio) y siete ministerios: Ministerio de Gobierno, Defensa, Energía y Minería, Infraestructura, GSI (Gabinete de Seguridad Institucional), CGU (control interno y transparencia) y Ciencia, Tecnología, Innovaciones y Comunicaciones.
Generales de la reserva o retirados ocupan cinco cargos al mando de la Secretaría General de la Presidencia, comandada por un civil, el abogado Gustavo Bebianno.
En el Ministerio de Justicia del exjuez Sergio Moro, los militares están presentes en la Secretaría Nacional de Seguridad Pública por primera vez.
El conteo realizado por Folha no incluyó a miembros de fuerzas policiales estatales, como Policía Militar y Bomberos.
La fuerza económica de los sectores con presencia militar supera los cientos de miles de millones de reales. Sólo Petrobras, la mayor empresa del país, obtuvo un ingreso estimado de R$ 283 mil millones, en 2017.
Los historiadores consultados por Folha coinciden en que no hubo, desde la redemocratización, en 1985, una avalancha de militares como la actual, en el Ejecutivo.
La historiadora y científica política de la Universidad Federal de Minas Gerais Heloisa Starling dijo, sin embargo, que no cree que eso indique automáticamente "una pretensión autoritaria".
El martes, el ministro de la Secretaría de Gobierno, el general Santos Cruz, declaró que la presencia militar en el Gobierno no trae ni ventajas ni desventajas.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA