"Prefiero a los hermanos. Donde no está la firma, la gente va matándose por ahí", dice C. S., que prefiere no ser identificado. Hermanos y firma son jerga para designar, a los integrantes y a la propia facción, respectivamente.
Un artículo académico tradujo en números la impresión de C. S. Las favelas que son dominadas por la banda PCC (Primer Comando de la Capital) registraron un 12% menos de crímenes violentos que aquellos en los que la facción no está presente, según una investigación del economista Ciro Biderman, de la Fundación Getúlio Vargas.
Por crimen violento se entiende la suma de homicidios, incautación de armas y prisiones decretadas relacionadas con el tráfico de drogas.
El análisis examinó los datos recogidos por la Secretaría de Seguridad en 510 favelas de São Paulo entre 2005 y 2009.
La caída en los crímenes violentos no ocurrió por un deseo de la facción, sino debido a un modelo de negocio: la organización criminal tiene el monopolio de la distribución de drogas al por mayor.
Impera en la ciudad de São Paulo lo que los autores llaman de "pax monopolista", un escenario diferente del panorama de Río de Janeiro, donde grupos rivales disputan los puntos de distribución de drogas.
São Paulo tuvo una de las mayores reducciones de homicidios en los últimos diez años. Entre 2008 y 2017, el número de denuncias bajó un 63% en el Estado.
La policía atribuyó la reducción a su trabajo. Los especialistas, sin embargo, introdujeron otras variables, como la disminución del número de armas de fuego en circulación y la reducción del contingente de jóvenes en la población.
Los conflictos violentos y la presencia policial no son bienvenidos porque entorpecen las ventas del tráfico de estupefacientes.
El delegado Ruy Ferraz Fuentes dice que no hay base científica para concluir que el PCC ayudó a reducir el número de homicidios.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA
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