El accidente de Air France hizo cambiar las reglas y motivó a investigador

Fue el tercer accidente aéreo grave que sacudió a Brasil en apenas tres años

THIAGO AMANCIA
Rio de Janeiro

Hace diez años, en lo que considera el día más feliz de su vida, el profesor de ingeniería mecánica de la UFRJ Renato Cotta celebraba la boda de su hija, Bianca. Al día siguiente, entró en un avión para pasar la luna de miel en Francia con su marido, Carlos Eduardo.

 La aeronave despegó a las 19h29 del 31 de mayo de 2009 del aeropuerto de Galeão con 228 personas a bordo y debía llegar a París 11 horas después.

 A las 23h14min28s, tras una concatenación de factores entre los que se incluyen condiciones meteorológicas adversas, fallo técnico y decisiones equivocadas, el vuelo AF 447 se precipitó en mitad del océano Atlántico.

Nadie sobrevivió.

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Militares de la FAB rescatan primeros destrozos de avión de Air France - Reuters

Este era el tercer accidente aéreo grave que sacudía al país en apenas tres años después de las tragedias de Gol en 2006, que dejó 154 muertos, y de TAM en 2007, con un saldo 199 víctimas.

 

 El accidente cambió prácticas en el entrenamiento de los pilotos y en la certificación de aeronaves.

 También cambió la vida de las familias de las 228 víctimas. El reputado ingeniero, Renato Cotta dice que gracias al trabajo logró superar la tragedia.  Animado por un colega, decidió estudiar el tubo del pitot, el instrumento considerado el principal culpable y primer eslabón de la cadena de errores que acabaron en desastre, según fue comprobado dos años después cuando las cajas negras fueron encontradas.

 Pitot es el nombre de un tubo que se encuentra en la parte delantera del avión y mide la velocidad de la aeronave de acuerdo con el viento que pasa por sus sensores.

 Cotta decidió entender el error. "Dicen que un pitot congelado no derriba un avión” , comenta – sin la información de velocidad, esta situación simple podría ser controlada por los pilotos siempre y cuando actuasen de manera correcta, según los especialistas.  “Tanto hace caer un avión que cayó”, completa.

 "Queríamos demostrar que el pitot no podía resistir a aquellas condiciones climáticas”, dice. Para reproducir el accidente en laboratorio, fue construido en la UFRJ un túnel de viento climático, el primero del país, que simula situaciones de alta velocidad, llegando a 370 kmh y 20 ° C de temperatura.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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