Un francotirador de la policía de Río mata a un hombre que mantenía secuestrados en un autobús a 39 pasajeros

El caso recordó al del autobús de la línea 174, que conmocionó a Brasil en el año 2000

El secuestro de un autobús con 38 pasajeros y el conductor en uno de los puentes más conocidos de Brasil, Rio-Niteroi, el martes por la mañana, culminó con la muerte del sospechoso, William Augusto da Silva, a manos de un francotirador de la policía. Ningún rehén resultó herido.

La acción criminal y la operación policial, cuyos últimos momentos fueron retransmitidos, duró casi cuatro horas y atrajo la atención internacional.  El presidente de la República, Jair Bolsonaro (PSL), y el gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel ( PSC), defensores de la policía línea dura celebraron el desenlace.

Hasta la conclusión de este artículo, las motivaciones del secuestrador no quedaron completamente claras.

"Dijo que quería dinero del Estado. No nuestro dinero", cuenta el profesor Hanz Miller, de 34 años, uno de los rehenes.

Imágenes aéreas del autobús secuestrado (Foto: TV Globo/Divulgação) - Reproducao/TV GLOBO

Según Miller, Silva dice que tenía la intención de repetir un secuestro televisado en Río, refiriéndose al del autobús 174, en el año 2000, que acabó con la muerte del secuestrador Sandro Barbosa do Nascimento y de la rehén Geísa Firmo Gonçalves después de más de cinco horas de negociaciones. El episodio se convertiría en un documental de José Padilha, director de "Tropa de Elite".

"Willian [Silva] no paraba de decir que quería pasar a la historia, que íbamos a tener mucha historia que contar. Simplemente dijo eso", aseguró Miller.

Según los rehenes, Silva, que bebía constantemente una bebida energética para "mantener la adrenalina", eligió a uno de los pasajeros para atar al resto. Aún así, algunos lograron enviar mensajes a los miembros de la familia.

El secuestrador salió del autobús alrededor de las 9 de la mañana, cercado por policías y cámaras de televisión. Llevaba una máscara y, según los rehenes restantes, quería entregar artículos de uno de los pasajeros liberados.

Lanzó una chaqueta a los policías. Fue entonces cuando la policía, bajo las instrucciones del comandante del Bope, el teniente coronel Maurilio Nunes, decidió disparar. Después de dos horas de negociación, los psicólogos convocados concluyeron que el secuestrador tenía un "perfil psicótico" y era inestable.

El secuestrador fue llevado al hospital Souza Aguiar en el centro de Río. Durante el socorro, sufrió un paro cardíaco y murió.

Solo después del desenlace de la operación el gobernador Witzel aterrizó en el lugar del secuestro, celebrando con gestos efusivos la conclusión de la acción policial con el sospechoso sin vida y sin rehenes heridos.

Los expertos aseguran que la respuesta policial fue correcta.

Los familiares del secuestrador informan que tenía depresión y pasó mucho tiempo en internet.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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