Las conversaciones del expresidente Lula (PT) registradas por la Policía Federal en 2016 y mantenidas en secreto desde entonces debilitan la tesis del hoy ministro Sergio Moro para justificar la decisión más controvertida que tomó siendo juez instructor de la Operación Lava Jato.
El 16 de marzo de 2016, cinco horas después de ordenar interrumpir las escuchas telefónicas que había autorizado el comienzo de la vigilancia al líder del PT, Moro hizo público un diálogo en el que la entonces presidenta Dilma Rousseff trató con Lula su nombramiento como ministro de la Casa Civil.
La revelación llevó al Tribunal Supremo a anular la toma de posesión de Lula la víspera de la apertura del proceso de impeachment y destitución de Dilma. Según la Operación Lava Jato, la llamada telefónica mostró que el nombramiento tenía la intención de frenar las diligencias sobre el exmandatario al transferir la causa de Curitiba (primera instancia) al Supremo.
No obstante, los registros inéditos obtenidos por el medio The Intercept Brasil y analizados por Folha indican que otras llamadas interceptadas por la policía ese día, mantenidas en secreto por los investigadores, cuestionaban la hipótesis adoptada en ese momento por Moro.
El periódico tuvo acceso a las notas de los agentes que vigilaron a Lula. Entre las anotaciones, resúmenes de 22 conversaciones intervenidas después de que se ordenara detener las escuchas, en marzo de 2016. Se grabaron porque los operadores telefónicos tardaron en cumplir la orden de Moro y el sistema utilizado por la PF continuó pinchando las llamadas.
Los diálogos, que incluyen conversaciones de Lula con políticos, sindicalistas e incluso con el vicepresidente Michel Temer (MDB), revelan que el petista dijo a diferentes interlocutores que era reacio a aceptar la invitación de Dilma y solo la aceptó por la presión de sus aliados.
Aunque los registros muestran que la policía prestó atención a todas las conversaciones, la llamada de Dilma fue la única que la Policía adjuntó al informe, el día antes de que Moro decidiera levantar la confidencialidad del sumario.
Los mensajes que los miembros de Lava Jato intercambiaron a través de la aplicación Telegram muestran que uno de los agentes que escucharon las conversaciones avisó a los investigadores sobre la llamada de Dilma tan pronto como escuchó la conversación y recibió instrucciones de escribir un informe.
Sin embargo, este mismo proceso no se llevó a cabo con las otras conversaciones. El mismo agente usó Telegram para advertir que Lula también había hablado con Temer y resumió esta conversación dos horas después. Ninguno de los investigadores que participaron en el grupo reaccionó ante tal información, por lo menos a través de Telegram.
OTRO LADO
El ministro de Justicia, Sergio Moro asegura que no escuchó las llamadas telefónicas de Lula que la Policía Federal intervino y que ha mantenido en secreto desde 2016, cuando era el juez instructor de la macrocausa Lava Jato en Curitiba.
Asimismo, a través de un comunicado, el grupo de fiscales de la Operación dijo que correspondía a la policía seleccionar las intercepciones relevantes para la investigación y que "no se hizo una selección de archivos de audios por parte de las autoridades cuando se produjo el levantamiento del secreto de sumario del caso de Lula".
El grupo de investigación agregó que su coordinador, el fiscal Deltan Dallagnol, "no pudo seguir directamente los eventos de aquella tarde" porque pasó el día en Brasilia, con muchas citas.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA