Una llamada de teléfono interceptada por la Policía Federal podría revelar que el actual magistrado Alexandre de Moraes de la Corte Suprema Federal actuó informalmente como abogado de un juez en el mismo período en que era secretario de Seguridad Pública en São Paulo.
Durante una llamada telefónica, realizada en noviembre de 2015, Moraes habla con el juez Alexandre Victor de Carvalho, del Tribunal de Justicia de Minas Gerais, sobre su defensa y detalla la presión que realizará sobre los entonces magistrados del Supremo fuera de sus despachos.
El objetivo de Moraes era desestimar la sospecha de ilegalidad que recaía sobre el juez y que podría acarrear su destitución.
Por ley, el ejercicio de la abogacía es incompatible con la jefatura de órganos públicos y, en caso de incumplimiento de la norma, se aplican procesos disciplinarios en el Colegio de Abogados de Brasil (OAB) y el enjuiciamiento penal por ejercicio irregular de la profesión.
Carvalho era sospechoso en el marco de la Operación Abside, que investiga posibles delitos y mala conducta de los jueces del Tribunal de Justicia de Minas Gerais (la investigación está en curso en el Tribunal Superior de Justicia).
Escuchas indicaron, además de los delitos de corrupción, otras presuntas desviaciones cometidas por miembros de la Corte, como el intercambio de favores con políticos.
En el caso de Carvalho, señalaron, por ejemplo, el posible uso de su influencia para emplear a familiares como trabajadores fantasmas en cargos públicos.
Folha envió preguntas a Moraes el miércoles (11), a través del gabinete de prensa del Supremo. El viernes (13), declaró que no comentaría el caso.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA