Después de pronunciarse contra los órganos de salud pública y la tendencia mundial en la lucha contra el coronavirus, Jair Bolsonaro duplicó su apuesta ayer en un intento de minimizar la enfermedad y alentar a la población a abandonar el distanciamiento social.
El presidente intensificó la disputa política con gobernadores y parlamentarios, perdió más aliados, habló sobre la inestabilidad democrática y se aisló aún más. Fue ignorado por los estados, que decidieron mantener la política de medidas restrictivas.
El discurso de Bolsonaro el martes (24), con ataques a la prensa y en defensa de la vuelta a la rutina escolar, fue repudiado por las clases médicas y políticas. Inclusive por parte del vicepresidente, el general Hamilton Mourão, que defiende el aislamiento.
La postura del presidente no solo derivó en una reunión oficial con João Doria (PSDB), un potencial oponente de cara a 2022, sino que también provocó enfrentamientos con antiguos aliados, como Ronaldo Caiado (DEM-GO) y el Comandante Moisés (PSL-SC).
Luiz Henrique Mandetta, Ministro de Sanidad, respaldó la opinión de Bolsonaro durante una rueda de prensa en la que no respondió preguntas. Dijo que la cuarentena en los estados es desorganizada y apresurada y que no abandonará el Ejecutivo.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA