Un mes después de asegurar que tenía en su poder pruebas de que las elecciones de 2018 fueron manipuladas, el presidente Jair Bolsonaro (sin partido) aún no las ha presentado.
El 9 de marzo, Bolsonaro dijo que debería haber sido elegido ya en la primera vuelta y que estaba seguro de que había recibido más votos de los que fueron contabilizados en la segunda vuelta, cuando derrotó a Fernando Haddad (PT). Bolsonaro consiguió 57,8 millones de votos (55%), Haddad (45%), 47 millones.
En aquel momento, el presidente dijo que presentaría las pruebas en breve, no obstante, aún no lo ha hecho. Cuando se le ha preguntado sobre las acusaciones, ha cambiado de tema. Por su parete, el TSE (Tribunal Superior Electoral) respondió que nunca se han manipulado las urnas de votación electrónica.
El mandatario vertió las acusaciones en Miami (EE. UU.) frente a unos 300 brasileños que viven en la ciudad estadounidense. "Creo que, por las pruebas que tengo en mis manos, que mostraré en breve, fui elegido en la primera vuelta. En mi opinión, hubo fraude", dijo Bolsonaro.
En aquel momento, la declaración causó reacciones duras en el seno del TSE, órgano responsable de coordinar las elecciones, y entre miembros del sector político.
La presidenta del Tribunal, la magistrada Rosa Weber, emitió una nota para reafirmar la "absoluta fiabilidad y seguridad del sistema de votación electrónica".
Recalcó que, si hay elementos que indiquen alguna irregularidad, el TSE actuará con "rapidez y transparencia". Sin embargo, señaló que el sistema brasileño es reconocido mundialmente y que "nunca ha sido sacudido por ninguna impugnación fundada".
De hecho, las supuestas pruebas todavía no han sido presentadas ni ante el TSE ni ante la Fiscalía General.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA