La vivienda en la que el menor João Pedro Matos Pinto, de 14 años, jugaba con sus primos antes de ser asesinado durante una operación policial el lunes por la tarde (18), presenta al menos 70 marcas de disparos, según testigos.
Hay agujeros de bala en varias paredes, en la ventana y en la televisión de la sala de estar del inmueble, que pertenece a la tía del adolescente asesinado y era utilizada para reunir a la familia los fines de semana y durante la cuarentena.
"Yo mismo conté 71 marcas de disparos", dice Jack Silva, presidente de la asociación de vecinos. "Fueron muchos disparos. También arrojaron una granada o una bomba de gas".
Lo mismo asegura João Luis Silva, coordinador social de la ONG Río de Paz, que fue avisado por los familiares de la víctima al día siguiente. "Conté 72 marcas, solo hay disparo de fuera hacia adentro. Hay un objeto en el patio que pedí que no tocaran, que parece una anilla de granada", dice.
La propiedad se encuentra en la isla de Itaoca, en el Complexo do Salgueiro, en São Gonçalo, región metropolitana de Río de Janeiro. La tarde de la tragedia se llevó a cabo una operación importante por parte de la Policía Federal y el Core (Coordinación de Recursos Especiales) de la Policía Civil.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA