Con casas de madera sobre estacas, calles estrechas y alcantarullado a cielo abierto, Atalaia do Norte llama la atención por el desproporcionado número de iglesias y misioneros para apenas 20.000 habitantes.
El motivo de tanto interés es el vasto territorio: la ciudad es la puerta de entrada a la Tierra Indígena Vale do Javari, que alberga siete pueblos y varias comunidades aisladas, la población incomunicada más grande del mundo.
La ciudad atrae a misioneros de Estados Unidos, Canadá, España, Argentina y otras regiones de Brasil.
La disputa por el corazón y la mente de los habitantes de Javari se prolonga desde hace décadas, pero se intensificó en 2020, cuando el gobierno de Jair Bolsonaro nombró al pastor, antropólogo y exmisionero Ricardo Lopes Dias al frente de la Coordinación General de Indios Aislados y de Contacto Reciente de la Funai (Fundación Nacional Indígena).
La elección de un religioso encaja con la intención bolsonarista de abandonar la actual política indígena, que prohíbe el contacto con los pueblos que desean permanecer aislados y abre el camino a misiones evangélicas.
Muy criticado, Dias terminó dejando el cargo en noviembre, después de nueve meses.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA