Cinco días después de los actos con arengas golpistas encabezados por Jair Bolsonaro el día 7 de septiembre, manifestantes tomaron las calles de al menos 18 capitales y Brasilia el domingo (12) para pedir la destitución del presidente.
Las protestas contaron con partidarios de la oposición más allá de la derecha y reunieron a candidatos a la Presidencia que pretenden ser la tercera opción de cara al 2022, no obstante, no fueron rival para la movilización boslonarista del día de la Independencia. Ni siquiera logró competir con los actos previos liderados por la izquierda. Las manifestaciones atrajeron a algunos partidos y dirigentes de la izquierda, que mantienen cierta distancia con el PT de Lula.
La Secretaría de Seguridad Pública calculó alrededor de 6.000 manifestantes, frente a los 125.000 de la manifestación bolsonarista en el puente de la Independencia y 15.000, el mismo día, en la manifestación de la izquierda convocada en el valle de Anhangabaú.
Durante los días previos, los movimientos hicieron amago de excluir el lema "Ni Lula ni Bolsonaro", como una forma de atraer a sectores de la izquierda y concentrar la presión para destituir al actual presidente. Sin embargo, se produjeron divergencias y el eslogan al final fue utilizado por algunos participantes.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA