Kim Helena, de 22 años, vive en Jardim São Luís, al sur de São Paulo. En enero de este año, la asistente de producción, una mujer trans, rectificó su nombre y sexo ante notario.
La joven es una de los 1.124 brasileños en todo el país que, según un estudio de Arpen (Asociación Nacional de Registradores de Personas Físicas), solicitaron la corrección de su nombre y género en el registro civil, en los primeros seis meses de este año.
Desde la decisión del Supremo Tribunal Federal (STF) en 2018, que reconoció el derecho de las personas transexuales a ajustar su identidad de género y nombre sin necesidad de cirugía de reasignación de sexo, nunca se han recibido tantas solicitudes en un único semestre.
La cifra de este año es un 44% superior a la registrada de enero a junio del año pasado (782).
"Llega un momento en el que cuesta aguantar las pequeñas violencias diarias. En muchas situaciones, presentar tu documento con un nombre masculino es motivo de estrés. Por mucho que tengas un nombre social, no en todos los lugares lo ponen como prioridad", cuenta Kim Helena.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA