En una olla de aluminio, Silvéria Barbosa, de 47 años, sazona la soja que será la base del menú del almuerzo en la guardería Cheiro de Amor.
Después de entrar en el comedor en fila, los niños de edades comprendidas entre tres y cinco recibirán un plato de arroz, soja y zanahorias ralladas. "No siempre les gusta, pero es importante dar este incentivo en la primera infancia", dice la cocinera.
En todas las escuelas municipales de Serrinha, una ciudad en el interior de Bahía, a 190 km de Salvador, los niños y adolescentes almuerzan un menú vegano dos veces por semana, sin productos de origen animal. Lo mismo ocurre en otras tres ciudades vecinas: Teofilândia, Biritinga y Barrocas.
La inciativa es el resultado de un Acuerdo de Ajuste de Conducta que fue firmado entre los municipios y el Ministerio Público del Estado de Bahía a principios del año pasado. Desde entonces, alrededor de 32.000 estudiantes de 154 escuelas municipales de estas cuatro ciudades han recibido comidas veganas los martes y jueves.
El programa fue presentado por la fiscal Leticia Baird con el objetivo de promover una nutrición sostenible reduciendo el gasto de dinero público. La jurista es vegana y activista.
El nuevo menú generó controversia e informes de insatisfacción entre los estudiantes, los padres y el personal escolar. Según la Secretaria de Educación de Serrinha, algunos estudiantes rechazaron la nueva comida.
Por su parte, la fiscal Leticia Baird se negó a dar una entrevista.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA