Ante el colapso del Sistema de Salud del Estado de Amazonas y una explosión de entierros, el cementerio más grande de Manaos tuvo que abrir fosas comunes para dar sepultura a las víctimas mortales del nuevo coronavirus.
Antes de la pandemia, cerca de 30 cuerpos eran enterrados diariamente en el cementerio Nossa Senhora Aparecida, en el barrio de Tumarã. Ya en los últimos días, los entierros diarios superan la centena.
En las fosas comunes, llamadas trincheras por el Ayuntamiento, varios ataúdes están enterrados uno al lado del otro. El Consistorio afirma que este método preserva la identidad de los cuerpos, garantizando la distancia entre ataúdes y la identificación de las tumbas.
Además de abrir fosas comunes, el Ayuntamiento de Manaos instaló dos cámaras frigoríficas en el cementerio para proteger los cuerpos antes del entierro.
El objetivo es dejar disponibles los autos SOS Funeral, encargados de llevar los ataúdes al cementerio. El servicio se ofrece de forma gratuita por el Estado para aquellos que no pueden pagar los costos de una funeraria.
En vista de la creciente demanda de entierros, el acceso al cementerio está restringido a aquellos que van a dar sepultura a miembros de su familia, permitiendo un máximo de cinco personas por funeral. "La medida apunta a garantizar la privacidad de las familias desconsoladas y también considera el riesgo de propagación del nuevo coronavirus", informa en un comunicado el Ayuntamiento.
Según el último boletín publicado por el Estado, este lunes (20), Amazonas tiene 2.160 casos confirmados del nuevo coronavirus y un total de 185 muertes debido a la enfermedad. Manaos es el municipio más afectado, con 1.772 casos y 156 óbitos.
La pasada semana el sistema público del Estado se colapsó, llegando a ocupar el 100% de las camas para Covid-19 en la red pública. Los hospitales están saturados en Manaos, la única ciudad con UCI.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA